El aire se volvió pesado en cuanto salimos todos de la sala. Me quedé sola con él. Estaba nerviosa, con las palabras atragantadas en la garganta. Desde mi exilio, nuestras conversaciones solo han sido campo de batalla.
― ¿Tú sabías que Kaleb estaba vivo? ― pregunté al fin, sin rodeos.
― No estuve seguro hasta el día que atacó a nuestras fuerzas en la barrera ― respondió. No esperaba que me contestara, y su voz… por un momento sonó como la de mi padre. Como antes.
― ¿Fue entonces cuando peleó contra Liam?
― Sí. Ese día atacó al ejército. Aaron pidió refuerzos… solo Liam podía hacerle frente. O eso creíamos. Pero terminó gravemente herido ― su tono se volvió más distante, más frío.
― Dime qué pasó el día que Alena murió. Si ya sospechabas que Kaleb seguía con vida, ¿por qué ocultarlo?
Al mencionar a Alena, pensé que volvería su ira. Pero no. Solo se quedó en silencio.
― No hablaré de eso contigo. No ahora ― dijo con voz neutra. Intenté mirar sus ojos, encontrar alguna emoción, cualquier