Más tarde, se ofreció un banquete en el comedor principal, pero no quise asistir. Sentarme junto a mis padres después de todo lo ocurrido… era simplemente insoportable. Gale asistió solo por unos minutos, y luego volvió conmigo. Durante ese breve tiempo, me dejó bajo la protección de Félix y de los dragones guerreros. Sabía que, si mi padre temía a los dragones, ese sería el mejor escudo para mantenerme a salvo.
― ¿De verdad eres la segunda princesa de Dargenthu? ―preguntó Félix, observándome con cautela.
― Sí. No entiendo por qué insisten en que miento.
― Bueno… cuando estuvimos aquí por el funeral de las princesas, se anunció que ambas habían muerto. Y eso fue hace siglos.
― Supongo que esa fue la forma más conveniente de explicar mi desaparición… en ese momento.
― Perdona mis dudas. Es difícil de creer que los Reyes hayan mentido sobre algo tan delicado.
― No te preocupes. A estas alturas, dudo siquiera que algún día vuelva a ser considerada parte de esta familia real.
― ¿Y tú… quie