El día del evento finalmente llegó, y Maximiliann se encontraba en una boutique exclusiva junto a su amigo Joseph. Aunque Maximilian había contratado a un diseñador exclusivo, Joseph lo había persuadido para que vivieran la experiencia de escoger un traje en una boutique, como cualquier otra persona. Sin embargo, "cualquier otra persona" era un término relativo, ya que el lujo de esa boutique era evidente en cada rincón.
—Ay amigo, no te imaginas cuánto detesto este tipo de cosas —suspiró Joseph, frunciendo el ceño mientras observaba un traje en el perchero—. Pero me has convencido, y ahora mismo estoy arrepentido por haberte hecho caso. ¿Por qué querrías vivir esta experiencia?
—Lo que no entiendes, Maximilian, es que estoy intentando levantarte el ánimo. —La mirada de Joseph era intensa—. Aunque lo niegues, sé que no estás bien.
Maximiliano puso los ojos en blanco y miró a la dependienta, que aguardaba a su lado con una sonrisa profesional.
—Por favor, síganme, les mostraré lo mejor