Blanca Allendi, dispuesta a demostrar al mundo que siempre hay un lado bueno en todo lo que les pasa, una infancia nada fácil y su mundo se derrumba hasta encontrar el cariño que necesitaba. Kendal Smith, un joven enamorado de la vida loca y dispuesto a vivir cada momento como si fuera el último aún en contra de su familia, no muy convencido de la vida que su padre quiere que lleve termina accediendo en algunos casos. Una venganza cruza sus caminos. ¿Será posible no enamorarse? Nunca se sabe dónde se encontrará el amor. Ella sí que encontró el amor de padre después de años de abandono. No siempre somos responsables de las malas decisiones de los demás y eso me tocó aprenderlo a la fuerza y con la ayuda de un hombre maravilloso y dispuesto a darme todo el amor que me fue negado en su momento, logré entender que no era la responsable a que las personas que me trajeron al mundo no sintieran ni una pizca de simpatía hacia mí. Las decisiones que toman los padres son sólo de ellos, los hijos no tienen porqué pagar por sus errores. Mi padre es un hombre de negocios y muy respetado en la industria, pero ha cometido errores que lo llevarán al borde del abismo y querrá que yo le ayude, ¿Qué puedo hacer? Es mi padre y aún sabiendo que sus decisiones no eran las correctas. Yo solo me dedicaba a vivir mi vida y ahora me tengo que hacer responsable de los actos de él.
Leer más- Quiero que encuentren a mi hija.
Es el grito de un padre desesperado por no saber nada de su hija desde hace una semana.
- Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos señor.
- No veo ningún avance desde hace una semana. ¿Qué clase de policías hay aquí?
- Señor, entendemos su desesperación pero no podemos hacer más de lo que ya estamos haciendo con la información que usted nos ha facilitado, ya hemos investigado a los amigos y allegados y no hemos encontrado nada, pero sí que seguimos trabajando en todas las pistas que nos van llegando.
- Perdone, se que están trabajando pero comprenda es mi hija la que está desaparecida.
- Lo entiendo señor Allendi y créame que estamos haciendo todo, todo lo que está en nuestras manos para encontrar a su hija sana y salva.
- Hermano ¿alguna noticia?
Escuchar a su único hermano le tranquiliza bastante y le hace dar cuenta que no está solo en estos momentos.
- Nada. Justo ahora estaba hablando con el oficial Navarro y nada.
- Hermano, la vamos a encontrar.
*Blanca*
No tengo idea de donde estoy. Ya perdí la cuenta de los días que llevo aquí, he intentado razonar con él pero no he tenido resultado, lo único que he recibido de él han sido par de cachetadas para que me quede tranquila, no me puedo mover de este rincón por las cadenas que tengo atadas en mis pies y manos, esto me trae tan malos recuerdos.
Te prometo que me portare bien.
Que hagas silencio niña malcriada.
Sólo quiero que no me pegue, por favor.
Eran mis ruegos cuando ese hombre empezó a pegarme sin razón aparente.
Que difícil fue vivir esa etapa de mi vida sin poder defenderme porque tan solo era una niña de 6 años.
- Buenos días.
Escuchar esa voz cada día me aterra pero me tengo que acostumbrar a ella, no se hasta cuando estaré con él aquí.
- ¿Qué no escuchas cuando digo buenos días?
No me gritó pero lo escuché a mi lado haciéndome estremecer.
- Bu-buenos di-días. - Digo como puedo.
- Perdona por hablarte así, pero tengo que hacer que obedezcas para que no te hagan daño.
- ¿Quién me hará daño?
- No puedes hacer preguntas, y aunque las hagas no puedo responderte.
Su voz siempre se suaviza mientras va hablando conmigo, no es que sea muy hablador pero por lo menos no me deja siempre sola.
- ¿Quién está detrás de todo esto? Mi padre tiene mucho dinero, le puede dar lo que pidan.
- Tu padre es un don nadie y no tiene en donde caerse muerto más que en una botella de ron.
Escucharlo hablar así me hace recordar que es cierto que ese señor que me dio la vida no es nadie, pero con orgullo llevo el apellido de aquel hombre que me salvó de la muerte cuando era apenas una niña.
- Son una Allendi, debes conocer mi apellido.
Escucharlo reír con desagrado me hace sentir que no valdrá la pena que siga hablando y así lo hago, no vuelvo a pronunciar palabra.
- Llevo más de media hora aquí hablando contigo y no te dignas en decir nada.
Simplemente sigo en mi universo paralelo, donde me encuentro con mi padre en una de nuestras vacaciones al Caribe, donde estamos tomando el sol y yo burlándome de él porque en vez de coger color se pone super rojo.
Son risas y risas lo que hay en mi cabeza. Recuerdo esos juegos de cuando era niña y llegue a la casa, tenía una habitación para mi sola y era mucho más grande de donde vivía con ese señor.
- ¿Es en serio que no vas a decir nada?.
Me siento erguida en este suelo que se ha convertido en mi silla y cama en los días que llevo aquí. No puedo ver nada como de costumbre desde que llegué aquí y sólo espero que él se de cuenta de mi determinación.
- Qué cabezota eres.
Puedo notar su tono de burla al hablar o más bien dirigirse a mi ya que cuando habla con los demás es con autoridad. Escucho su risita de satisfacción cuando mi cabeza baja pero de inmediato la vuelvo a subir, no quiero demostrarme débil, porque eso me hacía recibir más golpes y no pienso tolerar que me vuelvan a maltratar como antes.
- Aún sigo esperando que digas algo.
No puedo hacerle ningún gesto porque se que con este antifaz no me verá, mi padre siempre dice que soy muy expresiva con mi rostro, pero dudo que él pueda ver mi determinación debajo de esta tela oscura que no he podido quitar ya que mis manos no llegan a la parte de mi cabeza porque están atadas cerca de mis pies.
- Veo que tienes determinación, lo que sí te voy a decir es que no todos los que entran aquí tienen la misma paciencia que yo.
Levante y baje mis hombros demostrando que no me importa nada, lo único que quiero es estar con mi padre.
- No quiero que te hagan daño, y suerte de que soy yo quien no quiere que te hagan daño, si no hubiese sido así.
Hace silencio y la verdad es que me da mucho miedo.
- Mejor no sigo y no quiero que conozcas hasta dónde soy capaz.
Escucharlo hablar así y después de unos minutos escuchar abrirse y cerrarse la puerta llena todo esto de misterio. Si en verdad él no quiere hacerme daño.
¿Por qué estoy aquí?
¿Qué quiere conmigo?
No sé hasta dónde nos lleva todo este embrollo en el que nos ha metido Samuel y la verdad que aunque sea hermano de mi padre y padre de Kendal y Susan no se merece ser escuchado y sólo que lo encierren y es que aún no entiendo como un padre le puede hacer todo eso a su propia sangre, es como si no le importará nada de lo que le ocurra a su hijo.Y lo único que quiero en este momento es que todo salga bien para Kendal y por esa razón estoy en la oficina de Andrés esperando que termine la reunión que está llevando a cabo en estos momentos y ya va de media hora que empezó haciendo que me haya dejado aquí por no haberle avisado antes de venir.Sé o mejor dicho siempre tuve la sospecha de que el sentía algo más que una amistad haci
Me siento en el pequeño escritorio que tengo en mi habitación y con tantas cosas que tengo para decirle mi mente queda en blanco.- Hey, deja que fluya. - Me dice Susan detrás de mí mientras pone sus manos en mis hombros. - Si quieres hablamos un poco y después la escribes.- Tengo que hacerlo, tengo que escribirla. - Le digo como si fuera lo último que me toca hacer.En estos momentos siento que es la última oportunidad que tengo y esta sensación que tengo de no volverlo a ver más me da miedo, un miedo que me hace sentir una ola de frío en mi pecho que me hace desesperar cada vez más.
~Blanca~No se cuanto tiempo llevamos aquí y tampoco sé si Gutiérrez lograra hacernos pasar para ver a Kend y la paciencia en este momento no es lo mío. Voy dando vueltas por toda la sala donde el comisario Navarro nos ha hecho esperar para no formar más revuelo del que ya hay con la prensa.- Cariño siéntate que me estas mareando. -- No puedo papá, esta espera me está volviendo loca. - Le comento pero hago silencio cuando veo que se acerca Gutiérrez. - ¿Ya podemos ver a Kendal? - Es lo primero que pregunto sin darle chance a que él hablara primero.- Lo siento per
Aquí dentro el tiempo pasa muy lento, se que sólo han pasado un par de horas pero para mi es como si fueran semanas y me estoy poniendo de los nervios sin que me digan nada.- Acompañeme. - Dice uno de los guardias y obedezco sin más. - Su abogado llegará en un momento. - Me dice y sin dejar que diga nada sale de la sala donde me han traído.- Gracias. - Murmuro y no sé si me escuchan ya que seguramente tienen esta sala con micrófonos.No miro a ningún lugar más que al suelo. Sé que estaba cerca de agarrarlos y por eso Samuel presentó esas falsas pruebas contra mi. Necesito que el abogado de aquí se ponga en contacto con el a
- ¿Cómo sé que no estás haciendo todo esto para que no te acuse? - Me pregunta y no puedo creer lo que estoy escuchando.- ¿Me crees capaz? Dime, porque si es así de una vez te informo que el que se está jugando ir a la cárcel soy yo. - Se queda mirándome sin decir nada. - Samuel sigue con las pruebas que me incriminan en un asesinato que no cometí, ¿Aún crees que siendo yo el responsable de esa firma y de toda la mierda que estan haciendo ellos, me jugaria mi libertad?- ¿Qué les pasa? ¿Qué son esos gritos? Aquí se supone que tenemos que estar unidos y no peleando entre nosotros. - Dice Blanca al entrar al despacho por la forma en que nos estábamos hablando, y si, tiene razón en estos momentos tenemos que estar unidos y no co
Llevamos más de 10 minutos aquí sin decir nada y ni una mirada entre nosotros, no sé si es por miedo a que mi tío esté mirando nuestra reacción o es simplemente que ninguno sabe que hacer o decir en este momento de confección.- ¿No dirás nada? - Pregunto sin mirarla.- No sé qué decir, no creí que tendríamos el valor de hablar con papá.- Por ti soy capaz de todo. - Esta vez lo digo mirándola de frente.- Que no se te olvide que aún sigues casado. - Me dice y miro a la puerta para saber si estamos solos.
Último capítulo