21. Dame el divorcio
—¿Dimitry, qué estás haciendo?
La voz de Satarah tiembla y Dimitry odia escucharla de ese modo. Su piel está pálida mientras que sus ojos lo observan, asustada. Él cada vez está más irritado por el interés que le muestra a ese bastardo.
—Sacando la mierda de mi camino. Sube al jodido auto ahora, Malyshka —su voz suena tan amenazante que ella se echa a temblar.
Muerde su labio inferior pensando en cómo sacar a su detective de aquel embrollo que ha creado por su culpa. Pero ¿Cómo iba a saber que Dimitry la encontraría tan pronto?
—Dame el arma y me iré al auto.
Su ceja oscura se levanta y hace una mueca de desdén evidente.
—Si tienes miedo a que lo mate, déjame decirte que puedo hacerlo en un segundo sin el arma, Malyshka. Al auto.
Ella lo miró temblorosa.
—Dimitry, creo que te volviste loco o algo. Él es un amigo que necesitaba mi ayuda. Déjalo en paz. Suéltalo ahora.
Dimitry siente que su mandíbula se tensa, furioso por aquella mentira suya. La muy descarada estaba mintiéndole en la