—Joaquim no había gustado de lo que acababa de oír, se sentía confrontado por el nieto. Los dos eran difíciles, ninguno de ellos soportaba ser contradicho, y lo que parecía que sería una batalla corta se transformaría en una guerra larga si ninguna de las partes cedía pronto.
—¿Cómo así que ella irá? Lilian se quedará sin compañía. —Joaquim insistía.
—Claro que no, abuelo, usted puede ser su acompañante; si vamos a mirar por pares, ahora sí, todo está correcto. —Dijo burlándose, y luego volvió a caminar con Maia.
Al llegar al lugar del evento, Maia sintió sus piernas temblar al ver lo elegantísimo y lujoso que era. Todas las personas que estaban allí vestían elegantemente, y ella se sentía un pececito fuera del agua.
—Creo que no debería estar aquí hoy. —Susurró bajito, aun así, él consiguió oírla.
—¿Por qué dices eso?
—Mira a estas personas, este no es un lugar para alguien como yo; además, las personas pueden cuestionarte quién soy, y tú dijiste antes que solo las personas interesad