La desesperación abrumó a Camille cuando su hijo enfermó y se quedó sin dinero. ¿Cómo pagaría los gastos médicos?, fue la primera pregunta que a su mente. La respuesta llegó una propuesta descabellada a la cual se negó nada más escucharla. Sin embargo, tras varias negativas, accedió a un ridí matrimonio, la vida su hijo valía cualquier sacrificio. No importaba que tuviera que sustituir a otra persona para casarse con un mafioso. Pero, ¿qué podía salir aquel matrimonio? ¿Lograría engañar a un gánster mientras durara el acuerdo o… perdería la vida en el intento?
Leer másCamille escuchaba al médico en silencio, le picaban los ojos por el deseo de llorar. Con cada palabra aumentaba la sensación de que su mundo se hundía. El roce de la mano de su madre en su brazo evitaba que cayera en la desesperación, su hijo podía morir, y ella no tenía los recursos para curarlo.
—¿Qué podemos hacer, doctor?, ¿cómo podemos ayudar a mi nieto? —Escuchó que su madre preguntaba. —Hay que llevarlo al quirófano, pero no podemos tardar mucho, su pronóstico de vida no es alentador si no se realiza la operación antes de que su enfermedad siga avanzando —respondió el galeno. —¿Qué tiempo tenemos?, ¿cuál es el costo de esa operación? —preguntó Camille, con esperanza. La esperanza murió un poco cuando escuchó el valor que tenía aquella intervención quirúrgica, el dinero que ella ganaba en su trabajo no alcanzaba para cubrirlo, el dinero del seguro tampoco alcanzaba. No obstante, esperaba poder encontrar un segundo trabajo que la ayudara a ahorrar, en los seis meses que pronosticaba el médico, hasta tener el dinero necesario. —Te ayudaremos, cariño, tendremos el dinero para nuestro Darrin. Él volverá a casa, con la misma alegría de siempre —La consoló Evaline cuando se quedaron solas. Algunas lágrimas rodaron por las mejillas de Camille, agradeciendo tener el apoyo de su familia. No pasó ni un segundo sola, desde que supo de la enfermedad de su hijo, trataban de que alguno de ellos pudiera acompañarla en cada proceso que se realizaba. Lo único que faltaba, era el maldito dinero. —Es mucho dinero, mamá, no sé si lograremos esa cantidad. Hay que pagar la factura de hospital mientras esté hospitalizado. —Por supuesto que lo haremos, tus padres y hermanos ayudarán, yo me quedaré cuidándolo mientras tú trabajas, ¿ves?, lograremos la meta —Evaline también tenía miedo, pero tenía que ser fuerte para su hija, si no, se iba a derrumbar pensando que no había solución. Camille y Evaline conversaban mientras esperaban por el médico. Había llegado los resultados de unos análisis importantes que le realizaron a Darrin y el doctor quería revisarlos antes de informarles. No se dieron cuenta de que eran escuchadas por una mujer, que no dejaba de mirar a Camille. Marcia Thrasher observaba a la joven madre, pensaba que era bonita, de familia sencilla, pero se veían buena gente. Sonrió con ironía dándole una mirada de la cabeza a los pies, la joven era perfecta para el problema que su hija tenía. Se acercó a las dos mujeres poco a poco, planeando cómo abordarlas y no rechacen su oferta. —Buenos días, disculpen que me entrometa en su conversación —En el rostro de Marcia no se reflejaba ni una pisca de arrepentimiento por la interrupción, ni se veía que estuviera avergonzada—, pero tengo la solución para el problema que están enfrentando. —¿Qué problema usted cree que tenemos?, ¿qué solución tiene? —preguntó Camille con suspicacia—, usted no nos conoce. —No las conozco, pero sé cómo ayudarlas, las escuché hablando con el doctor —Marcia esbozó una sonrisa. La suspicacia no abandonaba a Camille, la joven de cabellos castaños no creía que apareciera alguien desconocido, para ayudarla tan rápido. —También tendré beneficios —Indicó Marcia. Y con esas palabras Camille fue entendiendo, no sería una ayuda gratuita, ni altruista, tendría que dar algo a cambio. Como la vida de su hijo estaba en peligro, no pudo resistirse a preguntar qué tenía que hacer. Se sorprendió cuando le dijeron que tenía que casarse con un hombre, un hombre que quería contraer nupcias con la hija de Marcia, pero ninguna de las dos, madre e hija, querían ese matrimonio. —Te casas con él y yo cubriré las facturas médicas. Todo lo pagaré, cada cita médica, cada operación, cubriré lo que necesites para tu hijo en el hospital —Ofreció Marcia, tentando a una madre desesperada. Camille pensaba que era demasiado bueno para ser cierto, ¿qué malo escondía una propuesta tan generosa?, no podía quedarse con la duda, si salvaba la vida de su hijo, tenía que saber cada detalle. —Jason Norwood es un incompetente, bueno para nada. Se rodea de personas no tan buenas —recibió como respuesta de parte de Marcia. —¿Personas que no son buenas?, ¿de qué tipo de persona hablamos? —interrogó Camille. —Un grupo de delincuentes, nadie que quiera alrededor de mi hija. Camille sonrió con sorna, no quería a delincuentes alrededor de su hija, pero no le importaba que estuvieran a su alrededor. —No, gracias, declino su oferta, la vida de mi familia está primero. —Pero no te preocupes, solo estarás casada con él por un tiempo, no tienes que estar toda la vida con él. Serás bien recompensada. —No acepto —dijo sin dudar, luego se giró hacia donde estaba su madre—, vamos, mamá, busquemos al doctor. A Marcia no le gustó ser rechazada, menos por alguien inferior a ella. La joven era perfecta para sus propósitos, y no iba a descansar hasta tenerla rogando que le hiciera de nuevo la oferta. —Ya veremos qué tan firme eres, el dinero te hace falta, vendrás a mí, quieras o no —murmuró viéndolas marcharse por un pasillo del centro médico. —Deberías pensarlo, cariño, es una oferta tentadora —dijo Evaline, mientras regresaban a la habitación donde estaba Darrin. Los resultados de los análisis tampoco habían sido favorables, reforzaban la decisión de los médicos de operar cuanto antes. —Es muy peligroso, mamá, es un delincuente, sabrá Dios en que estará metido —respondió ella. —Nosotros estaremos bien, todos somos adultos, cuidaremos de la familia. Pero ese dinero que ofrece esa señora, salvará la vida de mi nieto. —Lo pensaré —dijo Camille sin comprometerse. Se quedó mirando a su hijo, acostado en la cama del hospital mientras dormía. Se acercó a él sin hacer ruido, se inclinó sobre él y le dio un beso en la frente. —Mamá hará todo para que te cures —susurró en una promesa.Camille observaba a Jason con preocupación. Dos años había transcurrido desde el nacimiento de su hija Kylee y él se negaba a dejarla salir de la casa si no iba con él. Ni siquiera le permitía ir a la casa de sus padres sin llevar como escolta un mínimo de veinte hombres. Las familias de ambos y ella creían que era una exageración. Desde la muerte de los Thrasher y por la forma que murieron, nadie se atrevía a meterse con el líder de Las Cobras.Frunció el ceño, muy enojada. Él ni siquiera la había dejado decirle a dónde quería ir con los niños, había descartado el plan de inmediato. Ella había ido hasta su oficina entusiasmada, feliz por contarle la tarde que su madre y ella planearon para divertirse. Se sentía agobiada, encerrada en su casa. Jason pasaba la mayoría de los días en la oficina, rodeado de papeles y dirigiendo el Sindicato desde su silla. Sin embargo, llevaba meses que no disfrutaba de sus hijos.Ella sonreía, mostrándose radiante y engañando a todos, diciendo que estab
Después del nacimiento de su hija, Jason cambió. Dejó de ser el mafioso despreocupado a quien solo le importaba dirigir a Las Cobras y, a partir de ese momento, fue el hombre que luchaba por mantener unida a su familia. Pero no fue suficiente, alguien del pasado regresa dispuesto a arrebatarle el poder y, para lograrlo, le roba lo más preciado que tiene: a su hija.Cuando secuestran a su hija, Camille toma una decisión arriesgada: entregarse a cambio de su pequeña. Pero, ¿será suficiente para aplacar a ese hombre que busca venganza?Hola, corazones. Espero que hayan disfrutado de este libro y que le haya gustado tanto como a mí. Esta sinopsis es un extra, no será corto, pero tampoco tendrá tantos capítulos como la historia principal. En esta historia, Camille tendrá más contacto con el abuelo y el resto de la familia de Jason. Será la primera vez que se involucre directamente con un problema del Sindicato. En este extra veremos la lucha de Jason y Camille por mantener a su familia uni
Meses después Mientras Camille acomodaba la ropa de bebé en la habitación destinada para su hija en la casa que Jason construyó para ellos, rompió la fuente. Cuando sintió el líquido correr por sus piernas, se asustó pensando que era sangre por un aborto. Suspiró aliviada cuando se dio cuenta de que era líquido amniótico. Con mucha calma, como le enseñaron en las clases del curso prenatal, se dirigió al baño, se dio una ducha caliente, buscó el bolso con las ropas de bebé y cuando tenía listo todo, llamó a Jason. Él, sin embargo, olvidó todas las clases, hacía las cosas apresuradas, como si la bebé se fuera a salir de solo mirar a Camille. En su nerviosismo tomó la moto para llevarla al hospital, se dio cuenta de la locura cuando ella comenzó a reír. Cuando subieron al vehículo correcto, las mejillas De Jason estaban sonrojadas. Sentía un poco de vergüenza, él no era ni siquiera una persona torpe. —Toma las cosas con calma, no hace mucho comenzaron las contracciones —le dijo ella
Una semana después Camille caminaba nerviosa hacia la consulta del médico. Ese día le confirmarían si había funcionado el tratamiento posterior. Después de más de dos meses de postoperatorio, que incluyó sesiones de radiación, fisioterapia y revisiones, la resonancia magnética que le realizaron mostrarían si estaba libre del tumor o había vuelto a salir. —El resultado será positivo a nuestro favor, ese resultado será negativo —Jason le dio ánimo, mientras caminaba a su lado. —Sé que así será, pero no puedo evitar sentir miedo —había pasado tanto con su hijo por culpa de esa enfermedad, pero era inevitable sentir aprensión por el resultado. Cuando llegaron a la oficina del galeno, los nervios aumentaron. El corazón comenzó a latir apresurado y llegando a sentir taquicardia. Las manos le sudaban al momento de sentarse frente al escritorio. —Doctor, necesito que sé franco, no se vaya por las ramas, no saber la verdad, me hará más bien que mal —pidió Camille viendo que el hombre se m
—Tú estás vivo, la impostora también, el mocoso enfermo tampoco ha muerto. Así que no, mi padre no me dio lo que deseaba, como dice mi madre, no merece nada de nosotras.La respuesta era muy cruel, incluso para él, siendo quien era, nunca le deseó la muerte a ninguno de sus familiares. La insensibilidad de las dos, lo dejaba helado. Sin embargo, tuvo que reír cuando le preguntaron cuando las dejaría ir.—No van a ir a ninguna parte, se quedará ahí donde están.—Yo necesito mis medicamentos, no puedes dejarme aquí por más tiempo —protestó Marcia.—¿Recuerdas que el hijo de Camille necesitaba una cirugía de urgencia y tú te negaste a pagarle el dinero que le prometiste por hacerse pasar por tu hija?, pues, imagina que era Darrin y yo soy Marcia Thrasher, no tendrás nada de mi parte.—¡Voy a morir! —exclamó indignada.—Es la idea —le dijo Jason con ironía—. Estaremos aquí el tiempo que haga falta. Pero morirás en agonía.En ese instante, Marcia compendió que era su fin, pero no quería ac
Dos horas después, Jason esperaba a dos calles de la mansión de la familia Thrasher, la confirmación de Wade donde le decía que ya estaba listo para irrumpir en la casa de la familia Marston. La señal llegó cinco minutos después. Mientras Wade y sus hombres volaban por los aires la puerta principal e ingresaban dentro de la casa, Jason hacía lo mismo abriendo la cerradura.Una sonrisa irónica se dibujó en sus labios cuando vio la sorpresa grabada en los rostros de los tres miembros familiares que compartían una taza de café en el salón. Luego, el miedo remplazó la sorpresa, haciendo que se les secara la boca y tuvieran problemas para tragar. Segundos después llegaron las ganas de salir huyendo y escapar.—Tú estás muerto —Marcia seguían sin creer que estuviera allí, no lograba procesar que hubieran fallado en su intento de muerte y lo tuvieran allí, como un ángel negro listo para tomar venganza.—Para tu mala suerte, estoy bien vivo, con la salud suficiente para llegar a los cien años
Último capítulo