Capítulo 36

El auto de Héctor se estacionó en la entrada de la mansión Solís. Victoria sintió un escalofrío estremecer su cuerpo. Estaba más cerca de la verdad.

Aunque sabía que Héctor era su hermano por el ADN, aún no lo sentía tan real hasta que alguno de sus padres, o los que creyó que eran, se lo confirmaran por ellos mismos.

Victoria se bajó del auto de Héctor y miró la imponente fachada de la mansión Solís.

La mezcla de emociones la embargaba: la ansiedad por conocer la realidad y la aprehensión por lo que podría descubrir.

Héctor le dio un apoyo silencioso, colocando una mano reconfortante en su hombro.

—Estoy aquí contigo, Victoria. Si me necesitas, solo llámame.

Victoria asintió, agradecida por la presencia de su hermano en este momento crucial.

Aunque todo esto era muy difícil, era fundamental que lo hiciera sola. Tenía que enfrentarlos por ella misma.

Con determinación, Victoria agradeció nuevamente a Héctor y le aseguró que lo llamaría si lo necesitaba. Se dirigió hacia la entrada, su
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