Después de enterarse de que Héctor Durán, el único hombre en la ciudad que podía plantarle cara a Oliver, era su hermano, Victoria se sintió más protegida.
Ahora no estaría más a su merced, y ella podría ser libre, pero no por eso sus problemas habían desaparecido.
Seguía padeciendo cáncer, además de que gracias a lo que había vivido en aquel tanque de agua su vida había cambiado nuevamente. Ahora tenía un dolor constante en su corazón, ya que no podía estar cerca de quien amaba.
Héctor la miró de reojo. No se conocían bien, eran prácticamente dos desconocidos, pero podía notar como Victoria se quedaba pensativa por mucho tiempo.
Él la había acompañado todos los días desde su salida del hospital, y aunque la veía más repuesta, no era capaz de dejarla sola por completo.
Al notar la mirada pensativa de Victoria, decidió abordar la situación con empatía. Se acercó a ella con cautela.
—Victoria, sé que esta revelación ha cambiado muchas cosas para ti. No solo la relación con Oliver, sino