Capítulo 33

Los ojos de Victoria se abrieron poco a poco. El techo blanco, aquel olor a desinfectante y ese pitido constante a su lado, le hicieron saber exactamente dónde estaba.

Victoria se encontraba en una habitación de hospital. Al principio, todo le pareció borroso, pero poco a poco su visión se fue aclarando.

Se percató de la intrincada red de tubos y cables conectados a su cuerpo, y la sensación de debilidad la invadió.

El recuerdo de lo sucedido en la subasta benéfica y la posterior tragedia la golpearon como un torrente.

El dolor físico se mezclaba con el dolor emocional. Intentó recordar los eventos que la llevaron a estar en esa cama, pero la confusión y la debilidad la abrumaban.

En ese momento, un rostro amigable la observó. En un principio no supo de quién se trataba, hasta que su mente recordó el día en el que chocó con él, en aquel restaurante.

—Buenos días, Victoria. ¿Cómo te sientes?

Victoria intentó hablar, pero su garganta estaba seca, y su voz apenas salió como un susurro.

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