49. Aquello que nunca llegó a ser
POV ABBY MONTCLAIR
Sentir el abrazo del hombre que ahora es mi padre, percibir su calor y la ternura con la que me envolvía, hizo que todas mis emociones se desbordaran. Era un abrazo que hablaba de protección, de pasado y de futuro, y en él sentí por un instante que todo el peso que había cargado sobre mis hombros se suavizaba.
Tengo 28 años, pero a veces siento que mi alma ha acumulado la dureza de cincuenta años. Cada cicatriz, cada despedida, cada lucha parecía haberse depositado en mí. No me quejo; aprendí a sobrevivir y a valorar lo que verdaderamente importa.
En todo el proceso conocí a quienes son mi familia de corazón. Mi madre, Adela, me acogió y me dio un hogar; cuando ella murió, las cosas se complicaron, pero salí adelante junto a mi hermano David, quien ahora tiene 15 años. Soy afortunada de tenerlo, y todo mi esfuerzo ha estado dedicado a que él creciera seguro, amado y fuerte.
En medio de esta vida intensa, la amistad de Irene llegó como un regalo, y con ella apre