Mundo de ficçãoIniciar sessãoCuando un problema seguía sin resolverse otro más complicado llegaba.
Erick y Anastasia estaban sentados mientras recibían las malas noticias, ni siquiera había pasado un par de días del funeral de Anthony Russo cuando llegaron los oficiales de la policía, que en ese momento estaban sentados justo en frente de ellos, bebiendo de la taza de café que les hicieron llegar por mera cortesía.
Y lamentablemente no llegaban con noticias alentadoras para ellos.
— No puedo creer este nivel de incompetencia. — Erick se frotó las sienes con los dedos, alterado. — ¿Me están diciendo que no pueden encontrar al ladrón que se metió a hurtar en nuestra casa?
El oficial Gregory se quitó el sombrero policial. — Quien sea que lo haya hecho tiene que ser un maestro del disfraz o tal vez un trabajador suyo de confianza, porque se ve que conoce bien el lugar, no ha dejado rastro alguno, las cámaras de vigilancia de las calles ni siquiera detectaron movimiento inusual y las de su casa fueron completamente interrumpidas durante la hora del robo, seguimos investigando pero esto es como tratar de perseguir el viento.
— En pocas palabras nos está diciendo que es inútil intentarlo e imposible de lograr.
El oficial Gregory se quedó a medio asentir.
— Esa es otra manera de verlo.
Anastasia controló a Erick cuando le vio a punto de salirse de sus cabales con claras intenciones de abalanzarse contra los policías. — Tranquilízate Erick ellos no tienen la culpa, estamos seguros de que la policía hará un buen trabajo y dará con la persona que se metió a nuestra casa ¿De acuerdo? — Erick gruñó, Anastasia continuó dirigiéndose a los oficiales.
— ¿Y cuánto más voy a tener que pagarles por esa supuesta protección? — Dijo, por suerte ninguno de los oficiales lo había escuchado, de lo contrario la situación habría cambiado para mal.
Ella solo pudo suspirar y seguir escuchando lo que tenían para decir.
— Las personas que viven a los alrededores tampoco han visto nada inusual, sin embargo, por lo que me notificaron el presunto ladrón solamente desordenó un poco la casa y se marchó, lo que aconsejo es aumentar los niveles de seguridad en caso de que pueda volver a ocurrir, probablemente se trate de un caso de acoso. Si los hace sentir más seguros también pueden cambiarse de domicilio.
— ¡Se llevaron algo! — Se atrevió a exclamar Erick, realmente estaba a punto de perder la poca paciencia que le quedaba.
El policía suspiró. — Un par de documentos cuyo contenido no están dispuestos a revelar.
Anastasia tragó en seco, viendo a Erick sentarse tras haberse levantado con alteración, tomó su mano, más como una medida de seguridad y un campo de contención antes que brindarle consuelo, por muy cruel que pareciese.
— Eran unos documentos muy importantes — Comentó finalmente luego de tranquilizarse — No pueden salir a la luz de ninguna manera.
Porque si la persona que robó el contrato que había en la habitación de Anastasia y luego exhibía públicamente toda la información tanto Erick como ella misma estarían acabados.
Pero tal comportamiento secreto solo le parecería sospechoso a la policía y al final eso no ayudaría en nada.
— No podemos garantizar nada, pero reforzaremos la investigación basándonos en la lista de enemigos jurados de la familia Russo... Pero espero que entiendan el hecho de que lo más primordial justo ahora es encontrar a la persona que robó uno de los objetos preciados de la ORBC. — Los oficiales se pusieron de pie, dispuestos a irse luego de haber hecho llegar la información que tenían, que no era mucha. — Les estaremos dando noticias, por ahora les recomiendo cerrar bien todas las puertas y ventanas, también que observen bien los movimientos de sus trabajadores, el enemigo puede estar más cerca de lo que creen, buenas noches.
«Eso no logra consolarnos en nada.» Piensa ella.
Erick y Anastasia suspiraron casi al mismo tiempo, viendo cómo Emily acompañaba a los oficiales hacia la salida.
— ¿Qué vamos a hacer ahora? El tipo no dejó ni siquiera la más mínima huella. — Erick se mostró frustrado. — No puedo creer que a nuestro alrededor solo hayan personas incompetentes.
Anastasia no tenía palabras para responderle, además de todo lo que estaba sucediendo también tenían el hecho de las llaves desaparecidas, las cuales no volvieron siquiera con la muerte de Anthony Russo.
«¿Qué diablos es lo que está pasando con todos aquí?»
Raeliana los miró regresar al gran salón completamente abatidos mientras bebía una elegante taza de té, contemplando una revista que descansaba sobre su regazo cubierto por la tela negra de la ropa de luto. — ¿Qué era lo que tenían que hablar con la policía? ¿Acaso ocurrió algo malo?
Erick gruñó, por lo que Anastasia se le adelantó y fue quien le respondió:
— Solamente algunos detalles de seguridad, al parecer ha habido un ladrón merodeando las calles últimamente. — Dijo mientras se sentaba, pidiéndole a Emily una taza de té para ella y Erick también — Entonces, Raeliana ¿Qué es lo que te ha traído a nuestra casa?
Anastasia no sentía ganas de apresurar la visita de esa manera, sin embargo no podía pensar en nada más que en las cosas que estaban pasando de manera simultánea, no tenía energías para sumarle atender a la hermana mayor de Erick que les había llegado de repente y con intenciones desconocidas.
— ¿Además del hecho de que ese idiota fue incapaz de llamarme para avisar que padre murió? — Inquirió con molestia en su tono de voz — ¡Había hablado con padre esa misma mañana! ¿Y me entero de su muerte el día antes de su entierro? ¡¿Cómo puedes ser tan insensible conmigo?!
Erick no tenía ganas de hablar sobre eso, Raeliana siempre era tan impulsiva y mecha corta que no hablaba con ella desde hacia mucho tiempo atrás.
— No nos comunicamos desde hace meses cuando te llamé.
Raeliana rodó los ojos.
— ¡Me llamaste porque te equivocaste marcando el número! De lo contrario no sabría si vives o si mueres.
— Como sea — Contesta Erick — Tú hablas con Zathrian y Hunter todos los días ¿Por qué tenía que ser yo quien te lo dijera? He estado ocupado, Raeliana.
Las palabras de Erick salieron con molestia, producto de su mal humor. Pero con ambos en ese estado la conversación se había tornado acalorada y Anastasia estaba envolviéndose en el medio sin querer.
«Es como ver a dos leones enfrentándose entre sí» Piensa ella, minúscula de impresión.
— ¿Y crees que yo no he estado ocupada? ¡Aun así apartaba mi tiempo para llamarlos, pero tú nunca me regresaste ni siquiera una de las llamadas! No me dijiste que te casaste, tampoco me dijiste que te tocó organizar la ORBC ¡¿Qué más has estado ocultándome?!
Erick trata de ignorarla tanto como puede. — Recorrer el mundo entero ligando y adivinando con quién te vas a casar no es una ocupación, es una tontería.
Pero eso hizo enojar aun más a Raeliana.
— ¡¿Esa es la bienvenida que le das a tu hermana?!
— ¡¿Y ese es el apoyo que le muestras a tu hermano?!
— ¡Eres un idiota insensible!
Anastasia permanecía ahí, justo en medio de la discusión y de los gritos. Erick estaba estresado, no tenía tiempo para las tonterías sentimentalistas de su hermana, Raeliana, por otro lado estaba dolida por la falta de tacto con la que estaba siendo tratada.
La discusión se prolongó durante un tiempo largo, el suficiente como para que la noche fría y lluviosa impidiera que Raeliana regresara a casa, Anastasia le prestó prendas de dormir y una habitación fue arreglada para su comodidad, justo en la planta baja a donde la tuvo que acompañar para estar segura de que no regresaría exclusivamente a seguirse peleando con Erick.
Anastasia la miraba en silencio arreglar su cama de mala gana, mascullando cosas que no eran de su entendimiento, en momentos así se parecía a Erick cuando estaba enojado, el simple recuerdo le arrancó una pequeña sonrisa.
«Tal vez no compartan la misma sangre materna pero realmente se ve que son hermanos.»
— ¿Y tú qué me ves? — Pregunta Raeliana y Anastasia se sobresalta, no se había dado cuenta que la quedó mirando fijo.
Solo negó con la cabeza varias veces.
— No seas tan dura con él, está alterado por todo lo que está pasando. De la noche a la mañana ve a su padre morir frente a sus ojos y ahora debe lidiar con las secuelas de eso, contando el hecho de que un desconocido se metió en su casa y alguien robó una propiedad de la ORBC ¿No crees que tiene las manos llenas?
Raeliana se sentó justo a su lado.
— Lo sé, es solo que no esperaba esto... Él no me extrañó para nada.
— Por supuesto que no es así, siempre que hablaba de ti le brillaban los ojos. — Hasta cierto punto Ana dijo la verdad. — Pero este no es el momento de traer recuerdos viejos del pasado sino de apoyar a Erick, solo dale tiempo hasta que las cosas se calmen ¿De acuerdo?
Por un momento se sintió como una madre haciendo de intermediario para que sus dos hijos peleados se reconciliaran, por supuesto, no podía pedirle a Raeliana que comprendiera a Erick así como que no podía pedirle a Erick que hiciera lo mismo con su hermana.
Era algo que tenían que resolver por cuenta propia, cada uno.
— Algo tuvo que haber pasado. — Dijo Raeliana de repente, capturando la atención de Anastasia — Mi padre era un hombre sano ¿Cómo pudo haber muerto tan de repente?
Esa era la pregunta que todos se hacían.
— El forense mencionó que tuvo un infarto fulminante. — Fue todo lo que pudo contestar, era todo lo que sabía también. — Tal vez tenía problemas del corazón y nunca se lo dijo a nadie.
— Yo no creo eso. — Respondió Raeliana. — Es imposible.
— ¿Acaso estás insinuando que...?
Ella asintió.
— Alguien tuvo que haber hecho algo.
Raeliana lo dijo con convicción, como si estuviese segura que la muerte de Anthony Russo no fue una coincidencia ni algo repentino, sino que fue una muerte provocada.
¿Siquiera era posible lograrlo?
La idea siguió rondando en su cabeza aun cuando se fue a dormir, era insólito que aquel hombre hubiese muerto de manera tan repentina y el caso haya quedado así aun cuando todos sabían sobre la buena salud de aquel hombre.
Pero, si Anthony Russo fue asesinado...
¿Quién o de qué manera lo hizo?
Erick estaba leyendo un viejo libro de contabilidad, sintiendo a Anastasia removerse a su lado con inquietud, se giró hacia ella, descobijándola. — ¿Qué es lo que pasa? ¿No puedes dormir?
Anastasia negó con la cabeza, Erick suspiró, él tampoco podía hacerlo.
— Las cosas cambiarán para nosotros a partir de ahora... — Mencionó — Nos mudaremos a casa de mi padre la próxima semana.
— ¡¿Qué?!
— No podemos vivir en un lugar en el que no estamos seguros, al menos no mientras el acosador esté suelto. Además, las cosas de mi padre están allá en su oficina y necesito de eso para trabajar, estaremos mejor allá, Ana, de verdad. — La tomó de las manos, mirando su inseguridad. — Es un espacio mucho más grande y adecuado... Incluso podremos hablar de ya sabes qué.
— ¿De verdad, Erick? — Él le sonrió — ¿Eso quiere decir que estás de acuerdo con que adoptemos a Andrés?
— Pero primero tenemos que concentrarnos en nuestro nuevo estilo de vida, recuerda que ahora trabajas para Gael, además necesitamos adecuar el espacio para un niño en silla de ruedas... Sin embargo, quizá en un par de meses podamos tener a Andrés en casa con nosotros.
— ¡Muchas gracias, Erick, de verdad! — Dentro de su misma emoción Anastasia lo abrazó. — ¡A él definitivamente le encantará saber la noticia!
Erick palmeó su cabeza con una media sonrisa.
Y por un momento se sintió como si todo fuera perfecto aun cuando todo alrededor parecía estarse cayendo a pedazos.
El tiempo avanzó rápido, tanto que para cuando se dieron cuenta el día de la mudanza había llegado, dando inicio al nuevo capítulo de sus vidas.







