Treinta y dos.
No recordaba cuándo fue la última vez que asistieron a un evento social, pero ahí estaban, con una sonrisa en los labios mientras trataban de beber de la copa de vino y conversar entre ellos.
— Esto es tan incómodo... — Señaló Erick, intentando aflojarse el nudo del corbatín. — No somos los organizadores del evento pero estamos recibiendo toda la atención.
— No tenemos otra opción, el abogado recomendó no escondernos y mostrarle al mundo que no nos está afectando esta situación. — Vuelve a explicarle con calma, pero el terco Erick no lo aceptaba. — Sé que es tedioso pero debemos aparentar que todo está en orden ¿De acuerdo?
Solamente así logró que asintiera.
Habían asistido a una pequeña celebración organizada por un casi desconocido productor -Ya que asistir directamente a la fiesta de un pez gordo habría sido un suicidio social- donde creían que pasarían desapercibidos, pero definitivamente las cosas no sucedieron de esa forma.
— De todas maneras no creo que haya nadie que se atreva