SU VENGANZA LLEGÓ.
El corazón de Marcos se aplastó cuando Maite lo señaló como culpable y no le dio oportunidad de explicarle las cosas. Sus hermosos ojos negros fueron inyectados de sangre; se volvieron completamente rojos.
Antes de que lo subieran a la patrulla, miró a su amada, la cual le miraba con frialdad y no mostraba ni pizca de arrepentimiento.
Después de que se llevaran a Marcos, Maite pasó los dedos por debajo de sus ojeras y limpió las lágrimas que se desbordaron. Por supuesto que no creía que Marcos había intentado violar a Isabela, pero, joder, qué bien se sentía verlo ser esposado y llevado a prisión; cómo le gratificaba el corazón ver a Marcos ser acusado injustamente.
Aunque le dolía, aunque su corazón estaba muriendo en agonía, no dejaba de sentir satisfacción por ver a Marcos así, derrotado, destruido y abatido porque ella no creía en él.
¿No fue eso lo que hizo él cuando la metió en prisión, injustamente condenándola a vivir los meses más horribles de su vida?
El día de verl