Varios amigos de Luisa los había conocido a través de su novio, y todos tenían buena relación con él.
Su novio Óscar era actor, un poco guapo, pero sin mucha fama; solo había trabajado como segundo o tercer papel en algunos grupos teatrales de tercera categoría.
—Vamos a cortar el pastel ahora —dijo Óscar, mirando un pastel grande y muy bonito en el centro—. ¿De qué pastelería pidieron un pastel tan grande?
—Fue hecho por la niñera de mi casa —respondió Luisa sonriendo—. Ella lo preparó durante mucho tiempo. Además, tengo otra amiga que está por llegar.
Óscar se rió con sarcasmo:
—¿Otra amiga más? No creo que tengas amigas buenas.
Para él, Luisa era muy simple y torpe, incapaz de entender las sutilezas sociales.
Después de entrar en el mundo del espectáculo, Óscar tenía gastos enormes, pero sin fama ni seguidores, sus ingresos eran muy limitados.
Entonces conoció a Luisa; escuchó que ella era una mujer rica, y tras casi medio mes de insistencia, finalmente la conquistó.
Luisa, efectiv