Capítulo 48: Cosas que desearía que dijeras
Evan fue a la prisión, cuando vio a Raúl a través del cristal, estaba en la sala de visitas.

Su mirada era decepcionada, no podía creer que él hubiese llegado tan lejos.

—Evan… —dijo con mirada deprimente

—¿Cómo pudiste llegar hasta aquí, Raúl? He pensado en ti, pero no encuntro ninguna explicación válida. ¿Querías dinero? ¿Por qué no fuiste abierto conmigo? Pude haberte dado lo que querías, si una sola vez hubieses sido sincero conmigo, pero elegiste este camino, no hay un retorno.

—¡Perdóname, Evan!

Él lo miró incrédulo.

—Mi hijo casi muere por tu culpa, no podría perdonarte, no sé en el futuro, ahora, no quiero volver a verte, por el resto de mi vida.

Él se levantó, salió de ahí.

Raúl hundió la mirada, sollozando con dolor, enfrentando su destino.

Un año después

Evan llegó a casa, vio como su pequeño hijo caminaba hacia él, sonrió al ver lo grande que era, lo hermoso e independiente que se volvía, lo cargó, mientras Alba sonreía al verlo.

ÉL besó los labios de Alba.

La e
J.D Anderson

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