—¿Qué? ¿Cómo que Iván está muerto?
Julieta no reaccionó. Con el rostro pálido, dijo pausando en cada palabra:
—Repite eso.
—Iván... está muerto.
—¡Imposible! ¡Absolutamente imposible!
Julieta lloró y sacudió la cabeza.
—Me estás mintiendo, ¿verdad?
Jasmine no sabía lo que había pasado, pero sabía que Iván era un testigo y era vital.
Pero estaba muerto. Los sentimientos de Julieta tenían que ser intolerables.
Así que abrazó a Julieta con fuerza y le habló suavemente:
—Julieta, lo siento, ya estaba muerto cuando la ambulancia llegó al lugar.
—¿Cómo es eso posible?
Julieta ignoró el hecho de que aún tenía una aguja en la mano y sacudió desesperadamente a Jasmine, llorando y preguntando por él retiradamente.
Movió cielo y tierra para encontrarlo, ¿cómo podía morir, así como así?
Al ver que la línea del suero empezaba a teñirse de rojo, Jasmine frunció el ceño. Sin embargo, no se le ocurrían palabras de consuelo, sólo podía dejar que Julieta se estremeciera.
Julieta lloró hasta desmayarse,