Capítulo116
Anoche, cuando volvía a la Península, vio a Dalila desmayada en la sala. Su cuerpo estaba cubierto de sangre, por lo que tuvo que llevarla rápidamente al hospital.

Cuando Dalila mejoró un poco ya era medianoche, y él volvió a la cabaña. Quería salvarla, pero...

Al llegar, vio que la cerradura estaba abierta. Había dos rastros de ruedas de automóvil en el suelo y no había nadie adentro. Al llamarla, lo único que le dijo era que lo odiaba. Leandro hizo una mueca y con su puño golpeó fuertemente la ventana, rompiéndola en el proceso. Los trozos de vidrio cayeron manchados de su propia sangre haciendo un ruido de tintineo.

Renzo vino rápidamente y se quedó petrificado al ver cómo sangraba la mano de Leandro, y se apresuró a buscar un botiquín, y mientras le decía:

—Señor, su mano está sangrando.

Leandro hizo caso omiso, se giró hacia Renzo y le cuestionó:

—La amo tanto... ¿por qué me traicionó? ¡Ella no tiene ningún derecho a odiarme!

Renzo volvió corriendo con el botiquín en la mano y l
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