ASHTON GARDNER
—¿Dónde está Liss? —pregunté al pasar junto a William.
—Dijo que iba por agua, señor, probablemente esté en la sala común —respondió sin mirarme, sabiendo que mi humor no era el mejor.
Caminé rápido. Necesitaba verla, o el fuego que tenía en el pecho me iba a consumir. Necesitaba saber que estaba bien, que esa escoria no le había robado nada más que un mal momento.
Pero cuando me acerqué al pasillo… los escuché.
—…la drogó. Y la encerró con él y uno de sus amigos. No sé qué tanto pasó esa noche.
Me detuve. No era mi intención escuchar, lo juro. Pero mi cuerpo no se movía. Mi corazón empezó a latir con una fuerza violenta. Seguí escuchando.
—…Clara nunca me lo dijo. Pero al día siguiente… me miró con un dolor que no he vuelto a ver en nadie. Y una semana después… se quitó la vida. Me dejó una carta, y al leerla ella me pedía perdón, me dijo que ella no quería engañarme, pero no podía defenderse y que Eydan y su amigo la habían violado. Que se sentía sucia y ya no era ca