Escapando de un mal amor. Capítulo Un deseo desesperado
Un mes después, el tribunal estaba lleno. La atmósfera pesaba como si el aire estuviera cargado de electricidad, dolor y resentimientos.
El juez finalmente leyó la sentencia con voz firme, indiferente al temblor de quienes esperaban con el alma encogida.
—Vera Catriel, condenada a cinco años de prisión efectiva.
—Deisy Mendoza, condenada a siete años de prisión efectiva.
El silencio fue absoluto. Un segundo después, Vera rompió en llanto.
—¡Perdón! ¡Perdón! —gritaba entre sollozos, arrodillándose frente al estrado mientras los oficiales se acercaban a esposarla—. ¡No quise hacer daño, juro que no lo quise! ¡Por favor! ¡Soy joven! ¡Perdón!
Pero ya no había vuelta atrás. Las decisiones estaban tomadas. El daño hecho.
Deisy, aunque visiblemente afectada, intentó mantener la dignidad. Bajó la mirada, apretó los dientes y aceptó su destino en silencio.
Solo una lágrima descendió por su mejilla. Fue suficiente para revelar que, por dentro, también se estaba quebrando.
Desde el fondo de la sa