Escapando de un mal amor. Capítulo Un corazón cruel sin salvación
Octavio llegó al hospital con el corazón en un puño, los nervios a flor de piel y la mente hecha un caos. Jamás en su vida había sentido tanto miedo.
Todo se desmoronaba a su alrededor en un instante que debía ser perfecto. Luciana estaba por dar a luz, pero no era el momento.
Faltaba una semana, una larga semana en la que él había planeado cada detalle, desde el itinerario del hospital hasta la ropa de los bebés.
Y, sin embargo, todo se había adelantado. Su mujer, su vida, la madre de sus hijos, había roto fuente sin aviso, sin señal, sin misericordia.
Corrió por los pasillos con el alma encogida. Las luces frías del hospital lo envolvían en una atmósfera aséptica que contrastaba violentamente con su caos interno. Su respiración era agitada, su pecho dolía, sus piernas temblaban. Al llegar al mostrador, apenas pudo hablar:
—¿Luciana Darson? ¡Mi esposa! Está a punto de dar a luz… ¡Díganme dónde está! —exclamó asustado y desesperado, quería ver a su esposa, y saber que estaba bien.
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