Escapando de un mal amor. Capítulo Otro hombre
Cuando las mujeres llegaron al lujoso pent-house, algo dentro de ellas se tensó. El aire era pesado, como si cada pared supiera que el momento de la verdad había llegado.
Vera miraba a su madre buscando respuestas, pero Tamia mantenía su rostro frío, aunque sus manos temblaban levemente.
El mayordomo las condujo sin decir palabra hasta el amplio salón principal. Allí, parado como una estatua de mármol, estaba Pablo Juárez.
Su presencia imponía respeto, pero esta vez también imponía miedo.
—¡Pablo! —exclamó Tamia, fingiendo una sorpresa indignada—. ¿Qué significa esto? ¿Por qué nos has traído aquí de esta manera tan… tan grotesca?
Él no respondió de inmediato. Su mirada, oscura y penetrante, se clavó en las dos mujeres como cuchillas. Y entonces, como saliendo de la sombra del pasado, apareció Paulina.
Tamia palideció. Vera dio un paso atrás.
Pablo se adelantó.
Caminó con paso firme hacia Tamia, y cuando estuvo frente a ella, le sujetó el brazo con fuerza, tanta que la mujer jadeó del d