Isan salió de las mazmorras, su mirada perdida, parecía algo ido, sus ojos brillaban en un intenso rojo como si estuvieran hechos de sangre, su ropa llena también de aquel color y con restos de piel que hasta algunas partes de su rostro habían salpicado, sus manos que parecían haberse lastimado en aquel salvaje hecho estaban botando sangre, su mirada perdida pero fija en el castillo.
Afuera del lugar se encontraban algunos guardias que al verlo, sintieron un frío recorrer sus cuerpos, bajaron la mirada, ya que verlo de esa forma y con aquellos restos de la pobre vampiro adheridos a su ropa mostraban que lo que había pasado allí dentro no iba a ser fácil de digerir, el sólo verlo causaba náuseas, el olor de sangre impregnado en el rey era bastante fuerte.
Sabían lo que había pasado, porque habían escuchado los gritos, de aquella a la que alguna vez llamaron Reina. ¿Eran cobardes? Cualquiera diría que si. Pero, ¿que podían hacer? Desatar aún más la furia del rey? Eso haría que en vez d