Estaba jugando sucio. Eso no era justo.
Era el pensamiento de Sibyl dejándose bañar muy a su pesar por Xana, que esta vez no le hizo caso cada vez que le gruñó. Incluso le sacó los dientes por encima del hombro y ella simplemente le había agarrado la cabeza y girado hacia al frente, y cuando fue a protestar un chorro de agua cayó sobre su cabeza.
-¿Qué haces?- fue suficiente para él explotando y levantándose del banquito donde estaba.
Xana, que hacía espuma entre sus manos con el jabón de pelo lo miró alzando una ceja.
-Bañándote, y será mejor que te sientes. No creo que quieras provocar a la fiera que está allá afuera- hizo una expresión de falsa inocencia- después de todo no fuiste muy bueno hoy.
Sibyl apretó los labios con fuerza.
-pero yo no estaría solo en eso. Puedo decirle a mi papá que le mentiste- la desafío.
Pero había algo que Xana había descubierto con este cachorro. Había que jugar en su tablero y de forma sabia para ganarle y domarlo en el proceso. No irle de frente. En