Flor Pérez
Al llegar al café, Nicolás, quien me sorprende, ya que sigue siendo su chofer, se estaciona e inmediatamente abre mi puerta para bajar, al hacerlo, sin esperar a que Christian baje, comienzo a caminar para entrar en aquel café.
Una vez dentro, camino hacia la mesa más oculta del lugar, el mesero inmediatamente llega y yo solo pido un café americano, es ahí cuando escucho a Christian pedir lo mismo.
Ahora sí, mi martirio comenzaba, el tenerlo cerca, el ver aquellos ojos que por 8 malditos años fueron mi adoración, me pone nerviosa, no se qué demonios pasa por su mente, pero algo es seguro.
Él, al igual que yo, no somos los mismos, en su caso, se que es 10 años mayor, pero luce como si se le hubiese ido la vida, no quiero comparar, pero, Michael es 15 años más grande que yo y no luce como quien tengo frente a mí.
- Bien, ¿De qué quieres hablar? -digo yendo directo al grano.
- Sabes bien de qué quiero hablar… -dice y su respuesta suena tan ambigua.
- No, no sé de qué quieres h