Minutos después se retiraron del lugar. Emilio las observó desde su oficina salir, sintiendo una profunda decepción hacia Alondra.
— ¿Por qué me toca perder siempre a mí? —reprimió la sensación que lo abordaba.
Salieron a caminar por las calles del centro, buscando un lugar para comer.
— ¿Qué te apetece? —Alondra le preguntó.
— ¿Podría ser una hamburguesa o pizza?, pero prometes no decirle a mi papi que comimos pizza.
— ¿Por qué? —frunció el ceño la joven.
—Porque ayer la abuela me llevó a comer pizza también— Sonrió divertida.
—Quizás podríamos acompañarla con una ensalada —ella propuso.
—Mejor con una papas—Paula sugirió.
—Tenemos que evitar que te enfermes del estómago y si comes papas y pizza te sobre cargarás. — ¿Te gusta el sushi? —indagó.
—Sí, pero m
ESyT cuenta con un pequeño corazoncito que requiere de muchos cuidados y amor. Parece que Alondra es la persona que puede ayudar a sanarlo. ¿Qué habrá recordado Al? Por favor, no olvides dejar tu reseña, que esto ayuda a la historia a crecer. Gracias. Saludos con cariño.