LA FIESTA

[DANE]

Cuando acepté prestarme a este engaño, pensé que sería una sola noche de favor. Un intercambio justo con la mujer que literalmente le salvó la vida a mi padre; una devolución de cortesías y nada más. Jamás imaginé que terminaría envuelto en esto… presenciando cómo mi exnovia, la mujer con la que imaginé casarme y tener hijos, se casaba con otro hombre frente a mis ojos.

Lo peor no es eso. Lo peor es que yo sabía que existía “alguien”. Lo que no sabía era quién. Ni su nombre. Ni su cara. Ella solo me dijo un día: Dane, conocí a alguien y me enamoré. Él puede darme todo lo que tú no. Lo siento.”

Creí que era una manera de presionarme para que me pusiera más ambicioso. Jamás pensé que llegaría a este punto. Y ahora, como dijo Keira, lo único que quiero es demostrarle a Salma lo que perdió al dejarme ir.

—Dane, ¿me escuchas? —la voz de Keira me saca de golpe de mis pensamientos, seguido de su mano moviéndose frente a mis ojos.

—Perdón, ¿qué decías? —pregunto intentando volver a la realidad.

—¿Sabes bailar? —me mira con una sonrisa triunfal, casi desafiante.

—Sí. Y muy bien —respondo con seguridad. Su sonrisa se expande.

—Perfecto —dice, y me toma de la mano sin aviso, arrastrándome con una decisión que siempre me descoloca—. Esta noche tú y yo vamos a robarnos todas las miradas, ¿de acuerdo?

La observo, confundido. Su seguridad me desconcierta… y también me engancha.

—¿Por qué quieres ser el centro de atención? ¿No se supone que solo queremos que ellos se arrepientan de habernos dejado? —pregunto mientras sus ojos, de ese azul mar, me sostienen con una intensidad casi incómoda.

Ella asiente y saca su celular del bolso. Abre la cámara frontal, se acerca a mí y me obliga a agacharme un poco para quedar a su altura. Nuestros rostros quedan tan cerca que puedo sentir el perfume dulce en su cuello.

—Míranos —dice—. Nos vemos bien juntos. Y si encima hacemos creer que tenemos una química increíble, te aseguro que se van a morir de celos.

Sonrío, apenas.

—Hay que ser demasiado imbécil para dejar ir a una mujer como tú —murmuro antes de pensarlo demasiado.

Ella me mira de costado, arqueando una ceja.

—¿Acaso no piensas que tu ex es lo suficientemente deslumbrante como para robarme a mi ex prometido? —pregunta, desafiándome.

Sonrío.

—Es bella, no lo niego. Pero… ¿qué pudo verle Mauricio, un tipo de un mundo tan distinto al suyo, cuando tú eres exactamente el tipo de mujer que él necesita para figurar? —pregunto, y veo cómo se le curva la boca con diversión.

—Quizás no soy tan buena en la cama como ella —responde con total naturalidad. Y juro que tengo que esforzarme para mantener la compostura—. Dímelo tú, ¿qué tan buena es en la cama? Quiero saber a quién me enfrento.

Me río, nervioso.

—No sé qué consideras tú “ser buena o no”… pero creo que lo mejor será entrar ya, ¿no te parece? —propongo como escape.

—Vamos —sentencia y vuelve a tomarme de la mano. Caminamos juntos hacia el hotel elegante donde se celebra la boda que jamás habría permitido si hubiera sabido que esto pasaría.

El salón es impecable. Camareros, invitados de revista, decoraciones milimétricas. Una perfección insultante.

—Por favor dime que la fiesta no tiene cosas que tú elegiste para tu boda —murmuro. Ella me mira… y no hace falta que responda.

—No lo puedo creer… —susurro indignado.

—Fue mucho dinero el que ya habíamos gastado —explica.

Siento la rabia hervirme en la sangre.

—Es un hijo de puta. Y cobarde —escupo sin filtro.

Ella me tapa la boca de inmediato.

—Lo sé, pero no lo digas tan alto. Nos escucharán.

Asiento. Me destapa la boca y seguimos hasta la lista de invitados.

—¿Te invitó a su boda? —pregunto incrédulo.

—¿Creías que vine sin invitación? —me responde mientras localiza la mesa nueve.

—Pensé que te habías rebuscado para entrar, no que él tuvo el descaro de invitarte.

Ella ríe.

—¿Cómo crees? Él es tan cruel que sería capaz de mandarme un video acostándose con ella.

Me cuesta entender cómo pudo estar tres años con alguien así.

Encontramos la mesa nueve. Le aparto la silla y me siento a su lado.

—¿Cómo pudiste estar tres años con él? —pregunto.

Ella bebe un sorbo de agua, respira hondo.

—Los seres humanos nos cegamos cuando estamos enamorados. Eso me pasó. No vi quién era realmente Mauricio hasta que rompimos… y con los días comenzaron a caerme las fichas. No sé si será igual con ella, pero te juro algo: se va a arrepentir toda su vida de haberme tratado como lo hizo. Y aún más de haberme engañado.

En ese momento lo entiendo: Keira Olavarría es alguien a quien prefiero como aliada, no como enemiga.

—Eres peligrosa —susurro para que los demás no escuchen.

Ella sonríe apenas.

—Soy fría y calculadora cuando tengo que serlo. Y hoy lo amerita.

Me inclino levemente hacia ella.

—Intentaré tenerte siempre de mi lado para no convertirme en tu próxima víctima.

Ella sonríe de un modo que podría desarmar a cualquier hombre.

—Mejor.

Los invitados comienzan a llegar a la mesa. Ella se levanta, se presenta con elegancia natural, y yo sigo su guion presentándome como “el novio”. No sé cuánto durará esta farsa, pero por ahora me sale bastante bien.

De pronto, el maestro de ceremonias anuncia la entrada de los recién casados. Los aplausos son ensordecedores. Keira se aferra a mi brazo y apoya su rostro en mi hombro. Al principio pienso que es parte del teatro… hasta que siento su respiración, temblorosa.

La rodeo con un brazo, haciéndonos ver más legítimos.

—¿Estás bien? —susurro.

—Si te digo que sí, te miento… tengo mucha rabia —admite mientras observa cómo ellos comienzan a bailar “The Way You Look Tonight”.

—¿Te das cuenta de que esta era mi boda? —susurra, y una lágrima le cae por la mejilla. Siento el corazón apretárseme con violencia.

¿Cómo puede un hombre lastimar así a una mujer?

—Ven, salgamos un momento —le pido. Le tomo la mano y la guío fuera del salón, aprovechando que todos miran a los novios.

En un rincón del lobby, tomo su rostro con cuidado y la obligo a mirarme.

—No dejes que él te ponga así. No merece ni una sola lágrima tuya.

—Al parecer no soy tan fuerte como creía —susurra.

—Llorar no te hace débil. Significa que te importa. A mí también me duele —confieso.

Ella suelta una exhalación temblorosa.

—Se supone que debía ayudarte a dejar de ser un looser —dice con una pizca de humor.

Río suavemente.

—Y aún puedes. Esto solo fue un paso hacia atrás para tomar impulso, no para acobardarte.

Una tímida sonrisa aparece en sus labios.

—Deberías ser coach motivacional, eres bueno —bromea, contagiándome la risa.

—Lo pensaré. Si logramos todo esto, podríamos escribir un libro juntos —suelto en tono de broma… aunque no suena tan descabellado.

—No está mal. Pero ahora tenemos otra meta que cumplir —dice y vuelve a alzar el mentón, recuperando su altivez.

La Keira fuerte ha vuelto.

—Vamos, señorita Olavarría —le digo ofreciéndole mi brazo.

—Vamos, Dane —responde… y me mira curiosa—. ¿Por qué Dane?

Rio ante su cambio abrupto de tema.

—Es un nombre hebreo, usado en Dinamarca. Significa “Dios juzgará”. Créelo o no, eres de las pocas personas que lo pronuncia bien desde el principio.

Ella ríe.

—Dane… podrías decirles que se pronuncia “dein”.

—Lo intento, pero ya sabes…

—Me imagino. Pero te queda perfecto —asegura.

Le abro la puerta del salón.

—Gracias. A ti también te queda el nombre Keira.

Ríe suavemente.

—Supongo que nuestros padres nos pusieron nombres con personalidad.

—Definitivamente. Y ahora debemos hacer que esa personalidad se refleje en cómo actuamos esta noche. Tú me dirás cómo no parecer un looser… y yo te diré cómo usar las inseguridades de Salma. Si hay algo que conozco bien es cómo se pone de celosa.

Su sonrisa se afila.

—Eso suena interesante.

—Lo es. Así que… continuemos con este espectáculo. Esto es solo el comienzo —digo mientras volvemos a la mesa, fingiendo ser la pareja más enamorada del mundo.

Y quién sabe… quizá no todo es fingido.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP