[KEIRA]
No es que Dane tenga mal gusto para vestir, todo lo contrario: se viste muy bien. Sus jeans y sus camisas le quedan perfecto, pero no es el estilo adecuado para el entorno en el que yo me muevo y en el que él tendrá que moverse estos meses.
—¿De verdad tenemos que comprar aquí? ¿No hay otro sitio menos…? —intenta decir, pero deja la pregunta en el aire.
Observo la vidriera de la boutique en plena calle Serrano y puedo imaginarlo con esos pantalones elegantes, zapatos a juego y accesorios que lo harían ver como un hombre con muchísima clase.
—Sí, tenemos que comprar aquí. Además, el gerente es amigo mío —explico.
—Keira… —dice, girándose hacia mí, obligándome a mirarlo también—. Yo no tengo dinero para comprar aquí —me aclara, y asiento.
—Lo sé, pero nadie dijo que tú ibas a pagar por esto —respondo con calma.
De inmediato niega con la cabeza.
—No puedo dejarte pagar. Eso no estaría bien —replica, firme.
Respiro hondo. No quiero herir su orgullo, aunque en esta situación me par