La mañana amaneció gris y cargada de humedad. Devon se despertó sintiéndose extrañamente vacío, aunque físicamente ya estaba repuesto de la fiebre que lo había azotado la noche anterior. Alina ya no estaba en la habitación; había salido temprano para no molestarlo.
Devon se incorporó lentamente. Mientras se vestía, sus ojos se posaron sobre el escritorio desordenado. Un mapa se había deslizado al suelo y, al agacharse para recogerlo, vio un pliego de papel mal doblado, con un sello quebrado y familiar: la insignia de la manada Moonlight. Frunció el ceño. Lo abrió.
Era una carta. Su corazón se aceleró a medida que leía.
“Querida Alina:
Sé que aún no es momento de regresar, pero estaré observando. No confíes demasiado en él. Devon está herido, vulnerable. Si consigues ablandarlo, quizá podamos recuperar lo que nos pertenece.”
Devon sintió una punzada aguda en el pecho. El papel temblaba en su mano. ¿Cómo se les había pasado esa carta? Por un lado, y por el otro ¿Era eso lo que Alina pl