Capítulo 17. Confusión
Devon, aún confundido por el efecto del polvo y su propia lucha interna, fijó la vista en la figura de Alina. Ella estaba allí, parada en el umbral, con los ojos abiertos de par en par, la ropa entre sus manos temblorosas. No dijo nada, pero el dolor en su rostro era evidente. Su respiración era superficial, como si le costara mantenerse de pie.
Un latido violento sacudió el pecho de Devon. Se incorporó con dificultad, apartando bruscamente a Soriana. El nombre de Alina se le atoró en la garganta, como si pronunciarlo fuera a desgarrarlo por dentro. Caminó con pasos torpes pero urgentes hacia ella y tomó su mano, con una fuerza que no buscaba herir, sino impedir que se alejara.
Alina, sin embargo, se soltó. El contacto le quemaba. Su pecho dolía, y ni ella misma entendía por qué. Solo sabía que algo dentro de ella se había quebrado. Sus ojos se nublaron con lágrimas que se negaba a dejar caer. Antes de que pudiera huir, Devon la levantó en brazos sin decir palabra y la llevó hasta la