"Tienes una semana."
-¿Qué? -murmuró Lara mientras se despertaba y estiraba sus músculos doloridos. Sentía dolores en lugares donde no sabía que fuera posible sentirlos.
Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que Erick la había despertado durante la noche con sus manos deslizándose sobre su cuerpo.
Hicieron el amor una vez más en la noche, aunque después de eso él continuó usando sus manos y boca para hacerle cosas que ella no sabía que fueran posibles.
Un escalofrío la recorrió al recordar su último orgasmo. Después de eso, literalmente se desmayó. El hombre conocía muy bien la anatomía femenina.
"Llamé a la junta y les dije que todo estaba en suspenso por una semana para poder llevarte a explorar", dijo Erick.
Lara lo miró con asombro. ¿Era el mismo hombre con el que había llegado en el avión? En realidad, le estaba sonriendo. Nunca lo había visto tan despreocupado y feliz.
-¿A quién llamaste? -preguntó, con el cerebro aún nublado por la falta de sueño. Miró el reloj y se