—Amigos, ¿tienen noticias? Ya ha pasado largo rato, estoy llamando a Carmen Esmeralda y no me contesta las llamadas, y estoy muy preocupado —dijo Zack, la desesperación en su voz.
—No, amigo, la estamos buscando y nada que aparece —respondió Lino, con el ceño fruncido.
—Óyeme, Zack, ustedes nos han hablado de dos amigas que tienen, también Teodora y Julia, ¿ya las llamaste? —preguntó Elizabeth, intentando encontrar alguna pista.
—¡Tienes razón, Eli! Yo sé dónde se están quedando por aquí cerca. Vamos a buscarlas —exclamó Zack, viendo una luz de esperanza.
—Listo, vamos —dijo Lino, y los tres se dirigieron hacia el lugar.
No tardaron mucho en llegar a la casa donde se estaban quedando Teodora y Julia.
—Buenos días, señora, estamos buscando a Teodora y Julia —dijo Zack a la dueña de la casa.
—Buenos días, chicos, esperen aquí que ya se las llamo y disculpen que no los deje pasar, no acostumbro a recibir personas de visita en mi casa —respondió la señora **Karen**.
—Descuide, señora, ent