—Así, con que ustedes se conocen. ¡Llévenselo, muchachos, arreglaremos cuentas con este sujeto en el juicio! Y ustedes, ayúdenme a desamarrarla a la muchacha. Allá afuera está la ambulancia para que se la lleven al hospital, ¡vamos, muévanse! —ordenó el Sargento.
En ese momento, el Sargento llamó a Zack.
Ring, ring.
—Mira, Zack, está sonando tu teléfono, ¿contestas tú o nosotros? —preguntó Teodora.
—Contesto yo, es el sargento, espero que sean buenas noticias de mi Carmen Esmeralda, ¡Dios, qué angustia! ¡Aló! —dijo Zack, la voz llena de esperanza y nerviosismo.
—Señor Zack Duarte, cumplo con informarle que encontramos a Carmen Esmeralda. Tranquilo, ella está viva y fue trasladada al hospital —informó el Sargento.
—¡Muchas gracias, Sargento, ya vamos para allá! —exclamó Zack, aliviado.
—¿Qué pasó, Zack? ¿Qué te dijeron? —preguntó Teodora.
—Ven, siéntate, cálmate, toma agua; y ahora sí, dinos qué te dijeron —añadió Julia, tratando de tranquilizarlo.
—Ya la consiguieron y ya la están ate