El lunes, antes de que el sol despuntara a las 4:00 de la mañana, Carmen despertó en Santo Tomás de Aquino. Preparó un desayuno rápido, se vistió con esmero y, al salir de casa, se despidió de su madre. "Bendición mamá, deséame suerte para que me den mi pasaporte," dijo Carmen, con una mezcla de nerviosismo y optimismo. Luisa le respondió con una bendición, "Dios te bendiga hija y te acompañe en este día y puedas sacar tu pasaporte," mientras la acompañaba hasta la puerta, sus ojos fijos en la promesa de un futuro mejor.Carmen se dirigió rápidamente a casa de Belkys Solórzano. "Hola, Katiuska, buen día, Sra. Belkys, ¿cómo están? Aquí estoy lista para ir a la oficina de migración a sacar el pasaporte," exclamó Carmen con energía. Katiuska, ya lista, respondió con su propio "Bendición madre, nos vemos ahora." Belkys les deseó a ambas un buen viaje y una pronta resolución de sus trámites. Las dos muchachas emprendieron el viaje de dos horas hacia Caracas, llenas de expectativas.Al lleg
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