Cuando abrí los ojos, sentí una fuerte molestia en la espalda. Hice un movimiento y traté de incorporarme, pero una masa tibia y firme me paralizó por unos segundos. Al girar la cabeza, casi solté un grito al darme cuenta de que no estaba sola.
Me había quedado dormida en el sofá de Donovan, en su oficina. Abrazada a él.
¡Qué vergüenza!
Anoche nos habíamos quedado hablando un rato más. Pensando, planeando… buscando formas de deshacernos de Adrik. Donovan parecía tener todo muy bien calculado, pero yo no quería confiarme demasiado.
Él nunca convivió con su hermano menor. A lo mucho habrán pasado juntos unos cuantos días, obligados por su padre, pero seguía sin conocerlo realmente. Sin haber visto su lado oscuro. Su lado maldito.
El monstruo Gavrilov.
Con él, nada sería fácil.
No recordaba en qué momento me había quedado dormida. Tampoco entendía por qué Donovan se había quedado a mi lado, cuando probablemente tenía una cama costosa, cómoda y perfectamente diseñada para él. Supuse que e