—¿Así que aquí es donde estuviste todo este tiempo? —Mamá me miraba con los brazos cruzados, mientras yo seguía escondiéndome detrás de Donovan como una niña pequeña. Tuvimos que encerrarnos en su oficina para evitar llamar mucho más la atención —. ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba, Cassia? ¡Responde!
Me encogí un poco más cuando la escuché gritar, pero seguí sin moverme de mi muro protector.
—Señora Vance, cálmese, por favor. —Intentó mediar Donovan, pero eso más que tranquilizarme, me preocupaba más.
Ahora sí no podría ocultarle nada. Hasta aquí llegó mi mentira.
—No me pidas que me calme, Donovan. —Lo miró furiosa—. Te pregunté si sabías algo de Cassia y me mentiste. ¡Está trabajando para ti! ¿Cómo pudiste ocultarlo? ¡Adrik la está buscando por todas partes!
Adrik...
¡No!
Mi corazón se aceleró de golpe y, sin darme cuenta, me aferré con fuerza al brazo de mi mejor amigo. Él giró la cabeza para poder verme; se había dado cuenta de mi mala reacción a la mención de Adrik.
—Buen