Kane Beresford mentiría si dijera que nunca soñó con un momento así, pero no pensó que sería tan pronto.
Recordaba su infancia, cuando su padre iba a verlos tras escaparse de algún trabajo. Él y Nino llegaban a la casa que compartía con su madre, por lo general con algún regalo o algo sabroso para comer, y era como si su mundo adquiriera una nueva luz.
Su padre jugaba con él, veían películas en familia, y a veces lo acompañaba mientras revisaba sus diseños por las noches, muy interesado en su trabajo.
Comenzó a dibujar sus «futuros edificios» a muy temprana edad.
Todavía recordaba su primer fuerte. Fue uno de sus primeros diseños. Obviamente tenía errores, pero lo arregló junto a su papá, y juntos lo construyeron en uno de los fines de semana que pasaron en casa.
Fue uno de los mejores momentos de su vida, y aún lo recordaba con una mezcla de felicidad y nostalgia.
Extrañaba a su padre. Muchísimo.
Mirando a su hijo mover sus deditos en el teclado de su computadora, no pudo evitar que