«Hay algunas capas difíciles de sacar, así que me tomará un par de días tratar con eso, te lo enviaré cuando lo tenga».

El mensaje temprano en la mañana hizo a Brianna fruncir el ceño. ¿Había algo que su jefe no pudiera encontrar? Eso sí que la tomó por sorpresa, porque hasta ahora pensaba que Andrew Cook podía destrabar cualquier cosa y conseguir todo lo que quisiera siempre que lo deseara.

Pero no.

Con eso en mente se fue a trabajar esa mañana, dejando a Kane con su fisioterapeuta y su hijo, que comenzaba clases la próxima semana, a un par de su cumpleaños.

Se fue a su oficina en el centro, donde ya estaban Amelia y Dylan, moviendo sus dedos sobre sus teclados.

—Buenos días —saludó la muchacha, que traía consigo parte de los documentos legados por su madre.

No necesitaba que el mundo supiera de momento que ella era la nieta de los Bright, eso solo complicaría las cosas con su padre, pero sí dar un golpe sobre la mesa.

—Les traigo buenas noticias —comentó, y el par volteó a verla con