POV Alaia:
Yo... Siento que no puedo respirar.
Muerdo con fuerza mi labio y siento que mis pies se arrastran, mientras me obligo a caminar detrás de Nina, quien me guía hacia aquella habitación que, en estos momentos, me resulta muy aterradora.
Los pasillos se hacen tan cortos y silenciosos, casi como si pudieran aplastarme. La arquitectura que en un momento me impresionó, ahora me resulta tan horrible. Sinceramente, todavía no puedo creer lo que me está pasando.
¿Por qué...?
—Recuerde, señorita... —habla con su clásica frialdad y sin sentimientos— No se atreva a hacer más de lo que el señor ordene que haga —recita de nuevo, como un mantra cruel—. Usted no es más que un objeto para su disfrute, haga lo que él pida, deje que la toque donde él decida y déjelo satisfecho. Ese es su trabajo.
Ahora me siento como una prostituta.
Esto es denigrante. Como Nina dijo hace unas dos horas, ella llegó junto a otras dos chicas a la habitación. Me ayudaron a bañarme y a arreglarme mientras yo me de