Leonardo
Observo la cara de Gema deshaciéndose en mi brazos y pienso que ella es todo lo que está bien en el mundo.
Cuando termina, la bajo y le doy la vuelta. Basta con que cierre la mano alrededor de mi p*lla y me masturme unas cuantas veces para que el orgasmo me atraviese. Me vengo sobre su espalda y la parte superior de su trasero, dejando escapar una sinfonía de gemidos que intento reprimir sin éxito.
La verdad es que odio tener que salir de ella…demasiado.
—Eso ha estado muy bien…—dice apenas en un susurro.
—Si, ha estado muy bien.
Ella parece un poco avergonzada; suelta una risita suave sin mirarme directamente. La observo y siento un hormigueo en los dedos, una necesidad casi absurda de apartarle ese mechón rebelde que le cae sobre la cara y colocárselo detrás de la oreja. Estoy a punto de acercarme cuando, de pronto, se mueve rápido y se mete en el baño.
Suspiro, me pongo los pantalones y me tumbo en su cama, esperando.
No quiero irme. Quiero estar aquí… con ella.
Cuando s