P.O.V. Anabela
Comienzo a abrir mis ojos. Sé que estoy en la casa de Dante; el plan salió algo diferente, no pensé que este demente me secuestraría. Pero supe fingir muy bien mi desmayo.
Usa su intento de secuestro a mi favor. Sé que Vladímir vendrá a buscarme, así que debo de actuar rápido.
Me levanto de la cama y rápidamente me acerco a la puerta. La abro y salgo de ahí. Veo por todas partes; no estoy en la casa de Dante.
Me acerco a una ventana y observo que no hay nada alrededor. Sigo viendo en dónde estoy. Creo que estoy en una bodega porque entre más camino veo basura y muchas cosas tiradas.
Llego hasta donde veo las escaleras, bajo rápidamente y me encuentro en la enorme sala. Veo a lo lejos la enorme puerta y me acerco a ella.
—¿A dónde vas, mi niña? —Escuchó la voz de Dante. Doy un fuerte respiro e intento actuar como tímidamente. Me volteo con cara de asustada.
—Déjame salir, Dante —le exigí completamente enojada.
—No me digas que tienes prisa, si apenas llegamos —me