CAPÍTULO 40 – Alivio temporal

Rafael narrando

La mansión respiraba alivio cuando entramos. Ana Clara corrió como un huracán, envolviendo a Mel y Bia en un abrazo que casi las levantó del suelo, su rostro mojado de lágrimas silenciosas. James sostenía a Jonny por el hombro —el muchacho aún estaba pálido, los ojos desorbitados por el terror contenido—, pero cuando vio a las chicas y a su hermana a salvo, una sonrisa temblorosa le rompió el rostro.

—¡Jonny! —gritó Bia, escapando de los brazos de Ana—. ¡El tío Rafa es un dragón de verdad! ¡Voló y boom! ¡El hombre feo gritó igualito que Grog de tu historia!

Mel levantó el colgante de rubí, orgullosa:

—¡Apretamos los ojos del dragón y él vino! ¡Tal como la tía Flávia dijo!

Jonny sacudió la cabeza, serio como un chamán:

—Los dragones solo obedecen a princesas valientes. Y ustedes fueron muy valientes.

Ana Clara me miró, un alivio mezclado en los ojos. Sabía lo que esa noche pudo haber costado la vida de las niñas, y aparentemente la familia entera de Flávia ya se había a
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