Desde que Amber Foster conoció al atractivo CEO, Jack Davis, despertó una fuerte atracción en ella, una que jamás había sentido por nadie. Por más que luchó contra sus sentimientos, que cada día crecían más y más por él, no pudo frenar aquello que permeaba debajo de su piel, convirtiéndolo en un amor imposible, al ser el esposo de su hermana. Decidida a olvidarlo, tomó la peor de las decisiones, y se casó con el hombre que sus padres escogieron para ella, (al igual que lo hicieron con Amy, su gemela). Así que puso todo su empeño por hacer que las cosas con Jacob, su marido funcionaran, hasta qué… Una noche descubrió algo, que hizo que aquella esperanza extinguiera por los aires. Para Jack Davis, todo puede controlarse, hasta las emociones. El matrimonio con Amy, le vino como anillo al dedo, ya que es la forma de ser parte de la familia y entrar en el negocio Foster, que por el momento era importante para él; sin embargo aquel enlace no deja de ser solo una transacción que le brinda beneficios a los dos. Las cosas cambiarán cuando presionada por su hermana, Amber cometerá la locura más grande de su vida: hacerse pasar por ella. Eso cambiará por completo el rumbo de sus vidas. Despertando en ambos llamaradas que ninguno podrá dejar pasar desapercibido. ¿Qué hará Jack cuando descubra el engaño? ¿Se enamorará Jack de Amber? ¿Traerá consecuencias aquel cambio entre las hermanas?¿Luchará Jack por el amor de Amber? Derechos Reservados Xinova Escritora 2024
Leer másCon la suave iluminación de las lámparas colgantes en la cafetería, Amber esperaba con paciencia a su hermana, habían acordado encontrarse en aquel pequeño e íntimo lugar en donde solían charlar. Llevaban un mes sin verse, después de la magnífica boda de Amber, con el hombre que sus padres habían elegido para ella, finalmente se reunieron para charlar sobre sus vidas.
El delicioso aroma a café recién molido se desbordaba en el ambiente. Cuando Amy llegó, Amber ni siquiera se molestó en voltear hacia la puerta, pues el fuerte chasquido de los tacones de su hermana al andar, le anunciaron su llegada. Siempre le gustaba llamar la atención.
La chica escaneó el lugar con cautela. Amber estaba sentada en una esquina como siempre, sus ojos verdes nerviosos se encontraron con los de su hermana gemela, cuando esta se acercó. Luego de un abrazo relativamente corto y frío, sellaron su reencuentro.
—Parece que el matrimonio te ha sentado muy bien, te ves con más color y creo que hasta con unos kilos de más. —Ladeó los labios para luego retirarse su abrigo.
Amber inhaló profundo y bebió un sorbo del capuchino que tenía sobre la pequeña mesa de madera.
—También me da gusto verte —murmuró bajito y desvió su mirada hacia el cristal, para ver la llovizna.
—Jamás me imaginé que se tomaran tanto tiempo en su luna miel, “casi un mes, me parece un sueño”—, deseo que me cuentes los detalles de tu viaje, ¿qué tal tu noche de bodas? —esbozó una sonrisa torcida.
Amber fingió sonreír lo mejor que pudo.
—Estuvo bien. ¿Cómo está Jack?, me contó mamá que estuvo enfermo.
—El hombre es un necio, apasionado del trabajo. Ya lo conoces, se negaba a ir al médico, hasta que la fiebre, lo hizo sucumbir, pero ¿a quién no? —se encogió de hombros.
—Pero…, ¿ya está bien?, ¿se recuperó del todo? —cuestionó sintiendo una presión en su pecho.
— ¡Ay! adoro ver como te preocupas por mi marido. Estoy segura que serás una gran esposa para Jacob. —Colocó su mano sobre la de ella—. Está tan recuperado que se fue a Washington por negocios. —Sujetó la taza que recién le habían llevado.
—Te pedí un espresso —comentó Amber con mayor tranquilidad.
—Siempre estás en todo, Amber, eres el sol de la familia —Amy recargó el codo sobre la mesa, sin quitarle la mirada de encima.
Amber inclinó su rostro, sabía perfectamente que eso era una mentira. Desde que eran niñas, hubo una especie de rivalidad impuesta por sus padres —Siempre buscando quién era la mejor— En comparación con Amy, ella siempre había sido el patito feo, pues su hermana siempre había destacado por su inteligencia y destreza para los negocios. Su mente táctica y su perspicacia empresarial la habían vuelto el tesoro de la familia.
Por esa razón, la unión de hace dos años entre Jack y Amy había sido otro negocio más. Sus padres la habían presionado, ya que el señor Fóster había sufrido un infarto, luego de estar en serios aprietos, por un “misterioso desfalco”, necesitaba con urgencia que alguien los ayudara a evitar la ruina. Quien mejor que su mayor orgullo para ser la esposa de un importante CEO, dejó fuera los sentimientos, los cuales no cabían en las negociaciones. Por suerte Jack, era un buen partido, que buscaba consolidarse en Nueva York, por lo que también le vino bien contraer nupcias con ella y tener carta libre dentro de los negocios de la familia.
—No has respondido la pregunta que te hice, ¿qué tal tu primera noche con Jacob? —cumplió con las expectativas? —mordió su labio inferior.
Las mejillas de Amber se tiñeron de rosa, al ver a su hermana hacer un ademán, que ella comprendió muy bien. Amy deseaba saber detalles sobre la virilidad de su ahora ‘esposo’.
—No voy a responder a tus preguntas. —Volvió a dar un sorbo a su capuchino—, no tienes porque saber esas cosas, ‘son privadas’.
Amy carcajeó sin poder parar.
—Entre nosotras no existen secretos, ¿qué tiene de malo saberlo? —cuestionó. — ¿Acaso temes que se me antoje acostarme con tu marido? —preguntó curiosa—, voy a recordarte lo que ya sabes: Jack es un hombre de… grandes virtudes. —Separó los dedos índice de ambas manos y enfatizó—, además que es un gran amante. —Mordió su labio inferior—. Así que dime, ¿por qué razón no podrías hablarme de las virtudes de tu marido?
Para suerte de Amy, más que de Amber, la cafetería se encontraba prácticamente vacía, por lo que daba el perfecto escenario para que ella preguntara lo que quisiera, pero Amber jamás creyó que llegara a tanto. Por lo que con frecuencia desviaba su mirada.
Amy buscó la mirada verdosa de su hermana. Sabía que algo le estaba ocultando. Intuía que su hermana le ocultaba algo, y deseaba descubrir el misterio que guardaba, pero Amber era como una caja fuerte, que no permitía entrada a sus secretos.
—Siempre nos hemos contado todo —Amy intentó que la mirarla, pero no lo logró. — ¿Qué pasa?, ¿te inquieta algo?
— ¿Cómo le hiciste para acostumbrarte a vivir con Jack? —Amber cuestionó evadiendo el tema.
Amy tomó su móvil para contestar un mensaje, antes de responder a la pregunta de su hermana.
—Es cuestión de perspectivas —contestó con simpleza—. Mi matrimonio como el tuyo, solo es una transacción familiar. ¡No lo olvides! Tienes que manejarlo así. Debes tener acuerdos con tu socio, y cada uno seguir con su vida. —Elevó una ceja.
—En estos dos años que llevas de casada, ¿aún no te has enamorado de él? —cuestionó con incredulidad. Jack era un caballero, tenía una sonrisa encantadora, podría describirla como seductora; además que sus charlas eran interesantes, había viajado mucho, era muy culto. Y… atractivo.
Se mofó sin poder evitarlo.
—El amor es para los débiles, nosotras fuimos criadas de forma distinta, ¿acaso ya lo olvidaste?, lo más importante en esta vida es…
—El poder —interrumpió Amber, en ese momento se dio cuenta que su hermana Amy era la viva imagen de su padre, fría, calculadora, parecía no tener corazón, sin embargo ella se sentía atrapada entre la ambición de su familia y sus sentimientos.
—Retomando nuestra conversación, ¿me vas a decir que tal tu vida de casada? —volvió a insistir.
—No muy distinta a la tuya. —Se puso de pie, mirando el reloj—, se me hace tarde, tengo que trabajar. —Se dio la media vuelta, intentando ocultar las lágrimas en su mirada, era verdad, ocultaba algo que le quemaba en su interior. «Había aceptado casarse, pues deseaba poder olvidarse del hombre del que se había enamorado. Era un amor imposible, a pesar de estar muy cerca de él, estaba a años luz de su corazón. Se trataba de Jack Davis, el esposo de su hermana. ¿Qué podía hacer?».
Dos meses después. —Los declaro, marido y mujer. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre —el sacerdote encargado de oficiar el matrimonio de Jack y Amber los bendijo—. Ya puede besar a la novia. —Esbozó una sonrisa amistosa. Jack inhaló profundamente y removió el delicado velo que caía sobre el rostro de su ahora esposa. Suspiró hondo al reflejarse en la destellante mirada de ella. Colocó con delicadeza una mano sobre su barbilla y unió sus labios, entregándole un cálido beso, conteniendo el amor que despertaba en él. Ambos sonrieron al tomar distancia. Amber entrelazó sus dedos a los de él. Con un pequeño movimiento en su cabeza hacia su hijo, Matías corrió hacia ellos y los abrazó. Poco a poco los invitados comenzaron a acercarse y felicitarlos. Los primeros fueron la familia Walton Davis. —Me llena de alegría verlos tan felices —Madison acomodó el delicado tul de la caída del vestido de novia—. Luces hermosa —refirió con sinceridad Poseía una mirada nítida, llena de ilu
Nueva York, Estados Unidos. Ante la falta de noticias de Amado, Amy preparaba con rapidez su equipaje para huir del país. Tenía encendido el televisor atenta a cualquier noticia, pero no había noticias. Tocaron a su puerta por lo que se acercó a la mirilla para averiguar de quién se trataba, se encontró con un precioso arreglo de tulipanes, el cual le impidió ver de quien se trataba, por lo que abrió. —Déjelo en la mesa —ordenó al sujeto que lo llevaba, el exquisito aroma de aquel hombre la hizo reaccionar; sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta que era Jack. Se dio la media vuelta para salir hacia la calle, pero Amber ya estaba cerrando la puerta. —¿Acaso esperabas a alguien más… Hermanita? —¿Qué demonios hacen aquí? —cuestionó con inquietud. —Venimos a visitarte, tiene eso algo de malo —Amber la miró con resentimiento. —Hablen rápido que estoy muy ocupada. Amber caminó hacia su habitación y observó el juego de maletas que estaban sobre la cama. —¿Acaso pensabas s
Momentos antes…Mientras Amber y Sofía abrazaban a Matías para intentar calmarlo, Marcus salió de la habitación, algo le decía que Jack lo podía necesitar. Sin darse cuenta, la puerta que Davis le había señalado hace apenas unos minutos, se abrió.La mirada de Amber se llenó de terror al ver ingresar a su agresor. Su corazón se agitó, no podía creer que lo tenía frente a ella, para su desgracia, no iba solo.—¿Me extrañaste, amor? —se acercó a ella.—No te acerques a mi amiga —Sofía se puso de pie—. Aún no puedo comprender como es que nos engañaste, eres un ser despreciable.Amado sacó su arma y le apuntó directo a la cabeza.—Tal parece que hoy será el último de tus días, preciosa. —Caminó con ella y la recargó junto a uno de los muros—. Antes te voy a confesar algo. —Acercó su rostro hacia su oído—. La verdad es que siempre me has gustado mucho. —Su mano llegó hacia su pecho—, no sé cómo es que me contuvo y no hicimos el amor primero. —Pasó su lengua sobre su mejilla.—Me das asco —
Sin nada que pensar, Amber abrazó a Matías protegiéndolo con su cuerpo. Jack los cubrió a ambos y anduvieron hacia la sala, para seguir hacia las escaleras y buscar un lugar seguro para todos. Mientras las detonaciones en la calle comenzaban a intensificarse, no tenían la menor idea de la situación real de los sucesos. Desde donde Marcus estaba, distinguió a través del ventanal que daba a la cochera a un par de hombres armados movilizándose hacia la entrada principal. Buscó con la mirada a Sofía, su pecho se agitó al encontrarla en un rincón de la sala. Corrió hacia donde ella estaba, se había dejado caer al suelo, cubriéndose la cabeza. Su cuerpo temblaba como gelatina sin cesar. —Ven conmigo, preciosa —refirió prácticamente poniéndola de pie al levantarla de un jalón, con firmeza. Sin dudarlo la abrazó, cubriéndola con su cuerpo, comenzó a seguir detrás de Jack y su familia. Completamente asustada, Sofía se dejó llevar por aquellos firmes brazos, que no la soltaron bajo ninguna c
El equipaje se encontraba reunido en el recibidor de la casa, esperando a que el personal lo llevara al maletero de los autos que los conduciría al aeropuerto privado, donde despegarían en un par de horas, aún tenían el suficiente tiempo para ir a la playa y pasar un rato.A pesar de aquel incidente del que todos ya estaban alertados, Amber no se sentía asustada, sabía que Jack haría todo para que no se les acercara. Lo único que tenían que hacer era seguir al pie de la letra las indicaciones de los agentes de seguridad y no exponerse, además de estar pendiente de que Matía no hablara, ni se acercara a personas desconocidas.Resopló con tranquilidad, y se dispuso a tomar las últimas fotografías de aquel viaje, que había sido todo un sueño. Viajaron varias veces en yate, visitaron lugares que no conocía, comieron delicioso, además que se entregaron Jack y ella al amor, cada que pudieron hacerlo. En resúmen se la pasó increíble a lado de las personas que más amaba. ¿Qué más podía pedir?
Varios días después. En uno de los últimos días que iban a pasar en Grecia, el jefe de seguridad, se presentó en la residencia, habiendo hablado un par de horas antes, se le escuchaba preocupado, además de recalcarle que era algo muy importante, por lo que Jack no titubeó ni un momento y salió del restaurante en el que cenaban, para ir a un privado y hablar con él. —¿Qué es lo que sucede Humberto? —cuestionó con preocupación. —Mis contactos me mostraron esto. —Le entregó su móvil. Jack comenzó a correr la grabación, atento a lo que intentaba enseñarle el hombre. Su mirada se abrió de par en par al ver a un tipejo merodeando la casa de sus padres. Llevaba pasamontañas, no era posible identificarlo a simple vista. —¿Será un simple ladrón? —preguntó dudoso, sintiéndose inquieto. —No estamos seguros de eso —contestó el hombre pensativo. —No me gustaría confiarnos —dijo llevándose la mano al mentón. —¿No han sabido de Amado? —Jack preguntó agitado. —Hasta el momento no —indicó el h
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