Marina estaba sentada sobre la cama, luego de que Leonor se llevara a las niñas consigo, Demetrius fue a la farmacia.
—¿Qué estoy haciendo aquí? —exclamó
Esa casa le traía malos recuerdos, caminó por la habitación, quejándose de la herida, hasta llegar frente al espejo, levantó su blusa, y miró parte del costado y la espalda morados, fue un buen golpe, pero estaba a salvo.
«¿Fue mi culpa? No debí salir con las niñas y con Davis, ellas siempre desearán que su padre vuelva»
—¡¿Qué padre?! Su padre ni siquiera sabe que existen, y si lo supiera, no dudaría en arrancarlas de mi lado, sufrirían como yo.
Marina perdió el aliento, sintió que temblaba, miró esa foto, y fue como si golpearan su corazón, la tomó en sus manos; eran Demetrius y Finnlay abrazados, cuando eran pequeños.
Sus ojos se volvieron llorosos, la puerta se abrió.
Los ojos de Demetrius se volvieron gélidos al verla con esa fotografía.
—¿Te sientes culpable? Por tu culpa perdí a mi hermano.
Ella retrocedió, dejó la fot