Era una simple broma. Aun así, Clarissa no pudo evitar ponerse un poco colorada. El carro avanzaba despacio por la carretera.
Y sin poder pues evitarlo, Clarissa giró la cabeza y observó al hombre sentado a su lado. Giovanni mantenía su expresión seria, con esa indiferencia que lo caracterizaba, como si nada en el mundo pudiera afectarlo.
¿Realmente alguien así enviaría a Maxence al tan lejos solo por ella? Era una pequeña, ¿cierto?
—¿En qué piensas? —preguntó él de repente.
—Me preguntaba por qué hoy decidió usar lentes. —Hasta donde ella recordaba, Giovanni no solía usarlos.
Él ajustó un poco los lentes con los dedos antes de responder con calma:
—Escuché que a la señorita Clarissa le gustan los hombres con un aire intelectual.
Así que esa era la razón. Pero… aunque llevara lentes, no es que pareciera más amable. Mientras Clarissa intentaba entender la situación, sin darse cuenta, ya había estirado la mano y le había quitado los lentes de la nariz.
Cuando su mirada que