—Se suponía que era una cena familiar, pero cuando llegué me topé con tres personas que ni conocía. ¿Desde cuándo los Favero tienen algo que ver con los Santoro? Yo venía a una cena en familia, no a una cita. Adiós.
Giovanni colgó, sin dejar que Silvia dijera una sola palabra.
Silvia miró el celular y sintió que se le apretaba el pecho.
Pero, ese hijo suyo no lo calmaba nadie. Ni ella, ni sus propios abuelos podrían con él.
Solo quedaba ir viendo qué pasaba.
El taxi frenó frente a la Clínica Misericordia. Clarissa bajó, y justo en ese momento escuchó un motor. Volteó y casi se le sale el corazón del susto.
El Range Rover de Giovanni acababa de estacionarse junto al hospital.
Clarissa sintió un nudo en el estómago. El carro se quedó quieto, pero nadie bajó.
—Clarissa, ya —dijeron Milena y Gabriel, que también habían bajado.
—Sí, ya voy —respondió ella, echándole una última mirada al carro de Giovanni antes de entrar. Sentía algo raro, como si alguien la estuviera observando desde adentr