Se mostraba como si estuviera sufriendo mucho, como si no supiera nada de lo que había pasado, como si en toda esta historia ella fuera una víctima.
La mala era Clarissa, era Tatiana, eran los que la habían desenmascarado. También los que la reventaban en redes sin descanso. Pero ella no.
Según su cuento, Clarissa se había metido al proyecto solo para vengarse de la familia Ferrucho, porque su relación con Giovanni era sospechosa y seguro tenía segundas intenciones.
Tatiana, por su parte, era una ambiciosa sin lealtades. Había acusado a Clarissa solo para quedarse con el proyecto, le había comprado el plano a ella y luego lo había filtrado, dejando que la culpa cayera toda sobre sus hombros.
Ella, pobrecita, era la que más merecía compasión.
Pero la verdad era otra: había robado los planos por su cuenta para hacerse un nombre.
Cuando se enteró de que Clarissa también iba a participar, se asustó.
Quiso arrastrar a Tatiana con ella y sacarle algo de plata vendiéndole el diseño.
Desde el