Giulia sonrió de oreja a oreja. Aunque aún no había encontrado a Luca, se sentía feliz.
La licitación del Grupo Santoro estaba a punto de comenzar, y los diseñadores del Grupo Financiero Ferrucho ya habían empezado a entregar los planos. Como Luca ya no estaba en la empresa, esta vez la responsabilidad recaía sobre Vincenzo.
Giulia estaba convencida de que sus planos ganarían, así que cuando llegó al departamento de diseño, caminaba con una actitud prepotente.
Pero, como era de esperar, escuchó a algunas personas murmurar y reírse bajito al verla.
—¿Cómo es capaz de venir aquí, así como así?
—Sabía que Luca tenía esposa, pero aún así intentó destruir su relación. Tarde o temprano le llegará su merecido.
—Si no fuera por ella, probablemente Luca nunca habría ascendido, debe estar arrepentido de haberla dejado como un simple trapo sucio.
Los empleados del departamento de diseño comentaban en voz baja.
Giulia apretó los puños, deseando poder ir a enfrentarse a las críticas, pero sabía que