Si hubiera sido otra persona, ya se habría enfadado.
Javier se quedó sin palabras y le gritó:
—¡Pendejo, mejor cállate!
—Mil gracias por el cumplido.
—¿De qué cumplido hablas, imbécil?
—¡Ya dije que no es ningún cumplido!
Javier no podía quedarse más tiempo allí. Pensaba que Giovanni siempre había sido un inútil, pero después de casarse, parecía ser aún peor. Abrió la puerta del auto para irse, pero Giovanni lo detuvo.
—Espera un momento.
Javier se quedó quieto, esperando que Giovanni dijera algo.
—¿Tienes alguna información sobre Milena Favero?
Milena Favero, la madre de Clarissa, que estaba en la Clínica Misericordia. Javier era su médico principal.
Ah, ahora lo hacía por su esposa.
El molesto Javier dijo, sin prisa:
—¿No conoces a tu suegra, y esperas que yo sí la conozca?
Eso era un “no lo sé” después de todo.
Javier ya no tenía nada más que decir. Giovanni lo miró, entendiendo que ya había dejado claro el mensaje. Era como una forma de decirle que se sentara atrás.
—Espérame un mo