Capítulo112
Las almohadas estaban ahí. Eran dos, con fundas rojas y un dibujo de dos personas dándose un beso.Clarissa sintió un cosquilleo en la garganta, tosió un poco y pensó que la almohada no estaba tan mal después de todo. Cuando le quitó la funda, vio que era una almohada común y corriente.

Giovanni le pasó las almohadas y, de paso, le metió varias cobijas finas entre los brazos, hasta dejarla cargada por completo, como queriendo taparla para que dejara de ver tanto la decoración del cuarto.

Clarissa solo hizo un pequeño sonido, sin rechazarlo.

Pensó que Giovanni seguramente creía que ese montón de cobijas sobre la cama solo estorbaban.

Abrazó lo que le dio y empezó a caminar de regreso, pero Giovanni la detuvo, agarrándole la muñeca:

—Espera un…

¿Ahora qué pasa?

Clarissa paró en seco. Como tenía las cobijas hasta los ojos, no pudo verle la cara. Esperó, sin decir nada, hasta que él al fin abrió la boca.

—No puedo permitir que te quedes en el cuarto de invitados. ¿Qué te parece si mejor cam
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